Amigos y familiares polifacéticos forman el núcleo duro de un equipo de ralis, aunque el piloto ponga el rostro
02 mar 2017 . Actualizado a las 16:34 h.Un equipo de ralis es como un cordón umbilical que vincula a sus componentes en un sentido vital. Si alguno abandona la sujeción, el coche se tambalea. La atadura, sin embargo, es más emocional que física. El piloto es la cara visible de un grupo que continúa en el copiloto, sigue por los mecánicos y llega hasta los encargados de la burocracia y la alimentación, más allá de que alguno pueda tener preparador físico. Todas esas manos son las que giran el volante para que el bólido no se salga en ninguna curva. Uno de los pilotos participantes en el rali do Cocido que arranca mañana, Iago Silva (a los mandos del único Porsche que tomará la salida), explica a La Voz la importancia del equipo:
Diego Grande
Copiloto, más chapa y pintura. Estudió con Iago un ciclo de mecánica en la Universidad Laboral y, tras una experiencia como copiloto de Isaac Prada, comenzó en el 2010 la relación deportiva con Silva. Además de la labor propia de copiloto (verificaciones, reconocer los tramos, notas, itinerarios y horarios), se ocupa de la chapa y pintura. Es pintor en Marvic Sport, uno de los patrocinadores. Él pone la mano de obra y Marvic, las instalaciones.
Adrián Pérez
Imagen y piloto del camión. Junto a Iago Silva, es uno de los dos habilitados para conducir el camión rígido de 8,5 metros en el que trasladan el Porsche y las herramientas (que además cuenta con un pequeño espacio de reunión y relax con sofá cama, nevera, cafetera, armario, mesa y televisión). También se encarga de la rotulación del coche y la aplicación de esta imagen al merchandising, gestionar las redes y grabar los vídeos de las carreras.
Fran González
Expiloto y mecánico. Del primer tornillo al último, todo pasa por sus manos en términos de mecánica, tanto en asistencia en carrera como entre competiciones. Rubén González y Adrián Pérez colaboran en lo necesario. También trabaja en Marvic Sport y en sus manos está la elección de neumáticos. Para ajustes más específicos referentes al Porsche, dos componentes del equipo Ares Racing acuden si se requiere, ya que tienen experiencia en la puesta a punto del modelo que conduce Iván Ares. David Queijeiro se encarga de la mecánica y el ingeniero Roberto Rodríguez, de la electrónica y electricidad. Si se precisa un soldador, Fernando espera en Marvic Sport.
Antonio Silva
Cátering en competición. Antonio Silva, el padre de Iago Silva, es junto con Adrián Pérez el encargado de que no falte alimentación para ninguno de los miembros del equipo.
Iago Silva
La burocracia y el camión. Además de pilotar, el ourensano se encarga de la burocracia no técnica (seguros, licencias, pasaporte del coche, documentación del camión), búsqueda de financiación y relaciones públicas. «Aquí nadie cobra nada. Claro que no pagan los gastos, como hoteles y comida, solo faltaba. Pero lo hacen por amistad. El presupuesto se va en material, ruedas, seguros...», explica. «Tengo una relación estrecha con todo el equipo. Todos andamos a tope en nuestros trabajos y lo que hacen para ayudarme es impagable. Cada uno podría estar haciendo su vida y están aquí, al pie del cañón», defiende. «Yo a veces me siento el centro, con cierta presión y el estrés provoca algún roce, pero esto es como una familia. Siempre acabamos arreglándolo, porque los ralis pueden con todo», zanja.
Silva: «En Lalín hay zonas rápidas que no compensan las sucias, y el tope para competir con los R5 lo mostró Ares»
Iago Silva será, con su Porsche 997 GT3 Rallye 2008, uno de los animadores del Rali do Cocido, que arranca mañana con el tramo espectáculo en Lalín de Arriba. El piloto ourensano viene de ser 33.º en el rali de A Coruña, primera prueba del calendario, debido a un inoportuno pinchazo que le restó opciones de terminar más arriba. «En esta primera carrera salimos a rodar con el coche, la verdad», asume el deportista.
Para la segunda prueba quiere ir un poco más allá. En su análisis, explica que «en el tramo espectáculo no se pueden asumir riesgos que puedan acarrear consecuencias negativas para el sábado».
«El tramo tiene bordillos, pero es pequeño, de modo que lo que puedes perder no yendo a tope es poco, unos cuatro o cinco segundos», añade.
Con respecto a los tramos del sábado, Iago Silva explica: «El de Silleda es chulo y el de O Couto es muy mítico. Es el típico tramo pequeñito, pero muy técnico, que da gusto correr». «Creo que la clave estará en la tarde del sábado, con los de Vila de Cruces, de unos quince kilómetros, y Rodeiro, de unos veintidós. De noche patinan mucho y hay abundante suciedad, de modo que en ese sentido nos perjudica un poco debido a la configuración de nuestro coche», analiza. «Hay zonas rápidas en este Rali do Cocido, pero no llegan a compensar las sucias», opina el ourensano.
«Digamos que en el Rali de A Coruña quedó claro que el tope al que se puede aspirar para plantar cara a los R5 lo marcó Iván Ares, que terminó tercero en la general por delante de Alberto Meira. Mientras no tomen la decisión de anular las válvulas pop-off [controlan la presión del turbo] o liberar todos los coches, no habrá manera», concluye.