La tregua del Masters reúne más figuras

Paulo Alonso Lois
PAULO ALONSO REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Brian Snyder | REUTERS

Los grandes, casi neutrales en la guerra del golf, aumentan su interés en un calendario que divide a sus estrellas, lo que McIlroy ve «insostenible»

09 abr 2024 . Actualizado a las 10:27 h.

Su intento de neutralidad ha convertido a los grand slams en los indiscutibles ganadores provisionales de la guerra del golf. Solo los cuatro principales torneos, que conservan y ejercen su independencia respecto a los circuitos, logran reunir a todas las estrellas. En este período turbulento que comenzó en el 2022, tan solo estas cuatro semanas permiten saber quién es el mejor jugador del momento, mientras las negociaciones para un acuerdo entre los grandes promotores se demora una y otra vez incumpliendo sus propios plazos límite. Así que los aficionados ni pestañearán ante el Masters (Movistar Golf, jueves y viernes, a las 15.30, y sábado y domingo, a las 18.00; y Movistar Golf 2, jueves, viernes y sábado, a las 21.00, y domingo, a las 20.00), mientras crecen las voces que insisten en que es inviable el actual modelo. Hay dos calendarios en guerra por ofrecer más premios y más dinero, pero sus torneos solo reúnen a uno de los dos bandos, por lo que pierden parte de su interés.

«Es una vergüenza y es insostenible», describió con crudeza hace unos días en Golf Monthly Rory McIlroy, desde el inicio del conflicto una de las voces más beligerantes contra el LIV, el promotor de capital saudí, pero ahora convencido de que solo la paz hará viable el gran negocio de los torneos de golf de élite.

Trece para el pulso

Augusta cita a trece jugadores del LIV: siete ganadores de hasta diez ediciones del Masters, Rahm (defensor de la victoria del 2023), Phil Mickelson (2004, 2006 y 2010), Charl Schwartzel (2011), Bubba Watson (2012 y 2014), Sergio García (2017), Patrick Reed (2018) y Dustin Johnson (2020), otros cinco clasificados para el evento a través de otras vías, como Brooks Koepka (vencedor de cinco majors), Cameron Smith (ganador del Open Británico del 2022), Bryson DeChambeau (campeón del US Open 2020), Adrian Meronk (mejor jugador del circuito europeo en el 2023), Tyrrell Hatton, y uno de los tres invitados a dedo por la organización, el chileno Joaquín Niemann, con dos títulos esta temporada en el circuito de capital saudí.

El caso de Niemann

Aunque Augusta National, el organizador del Masters, se ha mostrado mucho más próximo al PGA Tour que al LIV, al que no ha pasado a concederle plazas de forma directa en el torneo, la llamada a Niemann se interpreta, en cierto modo, como un reconocimiento a los méritos de los jugadores del circuito rebelde que merezcan su sitio en el primer grand slam del año.

El Masters, concebido como un evento singular, que crea una liturgia propia alrededor de las tradiciones y los grandes campeones de la historia del torneo y del golf, se mantiene como una maquinaria perfecta de atraer patrocinadores y generar dinero. Como sucede con otros grand slams, que no ven afectada su rentabilidad, al contrario que la mayoría de campeonatos.

La escalada del PGA Tour

El cisma del golf sí amenaza la sostenibilidad de la que habla McIlroy. El PGA Tour ofreció 371 millones de dólares en premios en el 2021, el último año antes de la puesta en marcha del LIV. Aumentó su bolsa a 427 en el 2022 y a 460 en el 2023... Primero rompió la hucha de su fondo de emergencias para hacer más atractivos sus premios, muy inferiores a los de la docena de eventos del calendario rebelde, y hace unos meses creó la sociedad PGA Tour Enterprises, participada por el gigante Strategic Sports Group (SSG), que le inyectó tres mil millones a cambio de controlar el negocio.

Mientras, en cada una de estas tres temporadas, LIV repartió, tan solo en premios, 25 millones de dólares por torneo, en un calendario más corto, además de los contratos fijos con los que sedujo a sus grandes reclamos: unos 500 millones en un acuerdo multianual en el caso de Jon Rahm.

Un respaldo diferente

Es decir, en la escalada el PGA Tour ha hipotecado parte de su negocio, mientras que al LIV se le presupone un respaldo económico sin urgencias a través del Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí (PIF) y la petrolera Aramco. Pero pasan los meses y ni un calendario ni el otro juntan a todas las estrellas a la vez, con lo que bajan las audiencias televisivas de los torneos. En marzo, se resintieron un 20%. De ahí el grito de advertencia de McIlroy, y de ahí que los grand slams como el Masters disparen su interés como un acontecimiento, ahora más que nunca, único.

Victorias devaluadas, con un asterisco por las ausencias

No solo la audiencia se resiente de la guerra del golf, también la competitividad. Uno de los primeros en advertirlo, con una frase que avivó rencillas, fue Talor Gooch, quien criticó que los triunfos durante estos años de cisma en la élite deberían llevar un asterisco, que indicase que se lograron con un acceso a los grandes torneos más complicado para algunos de los mejores del mundo, inmersos en el LIV.

Lo dijo en febrero para restar mérito a un posible título de McIlroy esta semana en Augusta. Una victoria que le permitiría completar los cuatro títulos del Grand Slam, aunque no en un mismo año (ya ganó el PGA 2012 y 2014, el US Open 2011 y el Open Británico 2014). «Si McIlroy completa su Grand Slam sin algunos de los mejores jugadores del mundo, tendrá un asterisco. Es la realidad. Creo que todos salen ganando si los majors encuentran la forma de reunir a los mejores», advirtió Gooch. En realidad, esa circunstancia no solo afectaría a McIlroy, sino a todos los grandes ganados desde el 2022, si se acepta que no facilitan la presencia de jugadores del LIV.

McIlroy respondió después: «El Masters es un torneo por invitación e invitarán a quien crean que lo merece». Gooch fue el ganador individual del LIV en la temporada 2023, con tres títulos y casi 40 millones de dólares en premios. Pero esos méritos no figuran en la larga lista de puertas de acceso al Masters. Por eso no juega esta semana en Augusta, que no concede invitaciones directas a los campeones del circuito de capital saudí. Por eso no estará en el Masters, tampoco, Dean Burmester, ganador el domingo en la cita del LIV en Miami tras superar a Sergio García en el desempate. Al campeón le preguntaron al instante si merecía disputarlo. «No puedo decir eso. Ellos toman sus propias decisiones. Pero he sentido que he jugado parte del mejor golf de mi carrera y siento que he competido contra un montón de buenos jugadores de todo el mundo y he ganado. Eso demuestra. ¿Me gustaría estar allí? Seguro. Obviamente querría estar allí».