La Deporclínica es, según el primer análisis realizado por los administradores de las filiales del Deportivo, la única de las sociedades que parece no tener problemas preocupantes. El resto, según figura en el auto emitido ayer por el juez Rafael García Pérez y que recoge extractos del informe, atraviesan graves problemas.
El juez del concurso del Deportivo destaca la rápida actuación de los administradores, que demuestra la necesidad que había de alejar de las empresas a Lendoiro y su cuñado, que era últimamente el que venía desempeñando el cargo de administrador único.
«No se adoptaron [por parte de Lendoiro y su consejo] acuerdos con respecto a las empresas participadas, y que en todos los meses desde la declaración de concurso, a pesar de la reiteradamente manifestada preocupación del Tribunal, no se hizo nada en relación con ellas. Esta inactividad contrasta con la situación real de las filiales, que conocemos desde que se tomó la decisión atribuir los derechos políticos a la administración concursal: una de las sociedades ya ha sido declarada en concurso, y varias de las otras presentan una situación extrema», refleja García Pérez en su auto.
El juez también dedica un importante espacio a los precios «fuera de mercado» con los que el Playa factura al Deportivo. «De nuevo aflora la forma de pensar de la concursada durante todo el procedimiento: que puede mantener las mismas actividades, pagar los mismos precios, contratar los mismos servicios, mantener, en definitiva, al misma estructura empresarial que antes de la declaración del concurso». E insiste el juez en los desorbitados precios que aplica el complejo hostelero por agua, fruta o cátering.