
Albino Espiño, de Piloño, ganó el primer premio del concurso agrícola
05 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Después de la lluvia llegó el sol y a la mañana de ayer le salieron en Vila de Cruces calabazas gigantes, limones del tamaño de pomelos enormes, castañas lustrosas, nueces del tamaño del puño de un niño y cebollas extraordinarias. Lo mejor de la huerta cruceña se dio cita en la Plaza Juan Carlos I animando el concurso de productos agrícolas de la Feira da Castaña organizado por el Concello en el que se exhiben las mejores piezas cosechadas en estas tierras.
El primer premio de este año fue para Albino Espiño de Piloño, que ya ganó en seis ocasiones el certamen. Ayer presentaba un cuidado puesto engalanado como un verde altar al que no le faltaban ni las rosas. En él que se exponían manzanas, calabazas junto con pimientos y guindillas tanto en conserva como en tiesto. Al lado, en una carretilla Espiño mostraba media docena de calabazas y algún nabo de tamaño sobresaliente.
El segundo premio fue para Luisa Quinteiro de Carbia que adornó su puesto con matriuskas y que lució acelgas, nueces, tomates, repollos del país, nabos, una gran seta y una calabaza de dimensiones extraordinarias. Carmen Pol, de Oirós, quedó en tercer lugar. Vistió a alguna de sus calabazas y montó a sus castañas en un carro. José Mendoza de Añobre, obtuvo el cuarto puesto. El quinto fue para Luis Rodríguez, Lucho, de Piloño y el séptimo para José Castro de Bodaño. En octavo lugar quedó María Concepción Vázquez de Larazo y el noveno fue para José Alonso de Dombodán que llevó solo una cosa: una calabaza de 110 kilos de peso y 2,4 metros de diámetro que llamó la atención del público.
Los galardonados se repartieron obsequios donados por establecimientos cruceños como una cena para dos, un lacón, lotes de carne, una cesta de frutas o una camisa, entre otros. Estos destacaron las bondades de la cosecha de este año, especialmente la calidad y el tamaño de las castañas recogidas «moi grandes, sabrosas e sen bicho».
En la plaza, a lo largo de la mañana, los vecinos dieron buena cuenta de los cerca de 300 kilos de castañas que se asaron y que saborearon regadas con cien litros de vino tinto.