La directiva de Bienestar Animal obliga a dotar de más espacio a las jaulas
22 mar 2012 . Actualizado a las 11:46 h.Supermercados, pastelerías y restaurantes españoles afrontan una escasez del 30 % de la oferta de huevos, debido a que el parque de gallinas ponedoras se ha reducido fuertemente desde 2004 por la directiva de Bienestar Animal que obliga a dotar de mayor espacio a las jaulas de estas aves.
España, segundo exportador de huevos en la Unión Europea (UE) por detrás de Holanda, no es el único país afectado; se estima que los productores europeos han recortado su producción entre un 10 % y 12 % en los últimos meses. La cuestión es que muchos avicultores, al adaptarse a la nueva normativa, han tenido que ajustar el número de gallinas a la densidad que ahora deben tener en las jaulas para cumplir con la legislación.
Como resultado de la aplicación de la directiva de Bienestar Animal -que entró en vigor el 1 de enero, y sobre la que voces reputadas de la industria detallan sus efectos y hablan del «gimnasio» de las gallinas- el parque español se ha reducido un 23 %, al pasar de los 52 millones de ponedoras de 2004, su año récord, a los 40 millones en los que se cifra en los primeros meses de 2012.
En la práctica, esta normativa comunitaria ha obligado al sector nacional -que produjo el pasado año 820.000 toneladas de huevo en cáscara, un 11,25 % menos que en 2004- a realizar inversiones superiores a los 600 millones de euros. Producir huevos bajo esta normativa ha supuesto a los avicultores españoles incurrir, además, en unos sobrecostes de entre el 15 y el 20 % por docena de huevos. La directiva exige, entre otras medidas, dar más espacio a las gallinas en las jaulas para que la densidad sea un 36 % menor.
Los productores han tenido que planificar su nueva dimensión y algunos han realizado cuantiosas inversiones de adaptación y de nuevas instalaciones para mantener su cuota de mercado, como ha sido el caso de Dagu, una de las principales empresas del sector avícola español.
Y muchas granjas han tenido que echar el cierre al no poder afrontar los coste de las mejoras, ya que como explica a Efeagro el consejero delegado y director general de Dagu, Juan Gigante, «con el mal balance de las empresas en los años 2010 y 2011 y con la restricción de los créditos es difícil que el sector haya podido acometer una reconversión a tiempo».
«Es cierto que el bienestar animal tiene un coste, y eso hay que sufragarlo todos, no sólo el avicultor o el industrial, sino también el consumidor», afirma Óscar Hernández, presidente de Inovo, que representa un sector que produce 110.000 toneladas de ovoproducto y 5.500 toneladas de huevo cocido, en polvo y otros derivados.
En este sentido, en la lonja de Lleida de Bellpuig, donde cada semana se cruzan oferta y demanda y se establecen los precios en origen de referencia para realizar grandes transacciones, el precio de una docena de huevos en las once primeras semanas del año ha subido entre un 22,78 % y un 43,22 %, según tamaño.
En lo que va de año, la cesta de la compra ya empieza a notarlo, aunque la subida en lonjas no se ha trasladado íntegramente al consumidor, ya que la distribución negocia los precios con los productores de forma mensual y trimestral, y no está aplicando en el precio final del huevo la subida total de la cotización en origen.