De Guindos dice que los perjudicados recibirán a cambio un «producto de mayor liquidez»
20 ago 2012 . Actualizado a las 03:56 h.El Gobierno se incorpora al trabajo tras las vacaciones con la agenda del Consejo de Ministros de este viernes a rebosar. Además de lanzar el banco malo, que se encargará de gestionar los activos inmobiliarios tóxicos que ahora figuran en los balances de las entidades, el Gabinete tiene que determinar las condiciones de la prórroga, con carácter retroactivo, de la ayuda de 400 euros a los parados que han agotado la prestación. Y eso no es todo. También aprovechará la ocasión para acotar la futura venta de productos bancarios complejos a ahorradores poco informados.
En este último capítulo, el ministro De Guindos ya ha apuntado por dónde irán los tiros. En la segunda entrega de la entrevista con Efe, publicada ayer, el responsable de Economía explica que, a partir del próximo viernes, toda entidad que coloque participaciones preferentes en las sucursales deberá destinar la mitad de la emisión a inversores institucionales, como fondos de inversión, a los que aplicará las mismas condiciones que a los particulares, para evitar discriminaciones.
Además, cuando el emisor no cotice en bolsa, se exigirá al comprador una inversión mínima de 100.000 euros. Los bancos también tendrán que crear un registro de productos complejos para que se sepa que «hay algunos que, por su naturaleza, no son los más adecuados para el ahorrador normal», argumenta De Guindos. Aun así, si un cliente «quiere adquirirlo, se le obligará a poner de su puño y letra que, a pesar de que no es el producto adecuado para él, lo quiere adquirir».
El Gobierno no quiere que el escándalo se repita. Y la nueva regulación evitará que se repitan los errores del pasado. Otra cosa será dar salida al problema del cuarto de millón de inversores, en su mayoría clientes de cajas de ahorros ahora nacionalizadas, atrapados en participaciones preferentes.
La mayor parte de las entidades financieras están ofreciendo canjes de preferentes por acciones u otros productos, como depósitos, que permiten recuperar el dinero pasado un tiempo.
No obstante, las entidades que han recibido ayudas públicas, como Bankia, Novagalicia o CatalunyaCaixa, que fueron muy activas en la venta de estos productos, no pueden hacerlo porque la Comisión Europea exige que el coste de su reestructuración sea pagado también por sus acreedores, incluidos los que compraron preferentes.
De Guindos explica en la entrevista que el Banco de España está negociando con Bruselas unas condiciones de canje que permitan que el daño que sufran los inversores en preferentes sea el menor posible. Algunos medios financieros han recogido la posibilidad de que se ofrezca a estos inversores canjear sus títulos con un bono que puedan negociar en el mercado secundario, e incluso obtener una rentabilidad al vencimiento.
Sin detalles
De Guindos no da detalles al respecto, aunque sí aclara que el producto que recibirán a cambio los inversores tendrá liquidez, es decir, podrá venderse, «algo que ahora no ocurre con las preferentes», y tendrán unas condiciones «que compensen de alguna manera esas desventajas que tenían las participaciones preferentes».
La nueva regulación evitará que se repitan los errores del pasado, pero aún queda pendiente resolver el problema de los ahorradores que se han visto atrapados en estos productos, y no han podido recuperar sus ahorros.
La mayor parte de las entidades financieras están ofreciendo canjes de preferentes por acciones u otros productos, como depósitos, que permiten recuperar el dinero pasado un tiempo.
No obstante, las entidades que han recibido ayudas públicas, como Bankia, Novagalicia o CatalunyaCaixa, que fueron muy activas en la venta de participaciones preferentes, no pueden hacerlo porque la Comisión Europea exige que el coste de su reestructuración sea pagado también por sus acreedores, incluidos los que compraron preferentes.
El ministro ha explicado a Efe que en la actualidad el Banco de España está negociando con Bruselas unas condiciones de canje que permitan que el daño que sufran los inversores en preferentes sea el menor posible.
Algunos medios financieros han recogido la posibilidad de que se ofrezca a estos inversores canjear sus títulos con un bono que puedan negociar en el mercado secundario, e incluso obtener una rentabilidad al vencimiento.
De Guindos no ha dado detalles al respecto, aunque sí ha aclarado que el producto que recibirán a cambio los inversores tendrá liquidez, es decir, podrá venderse en el mercado secundario, «algo que ahora no ocurre con las preferentes», y tendrán unas condiciones «que compensen de alguna manera esas desventajas que tenían las preferentes».