A Manuel Outumuro no se le olvida el día en el que, en el año 2004, firmó en su sucursal de Caixanova de toda la vida lo que él interpretó como un depósito a plazo fijo para sus ahorros. Ocho años después descubrió que realmente lo contratado era algo mucho más complicado: unas participaciones preferentes. «Nunca había oído tal cosa», explica ahora, con la tranquilidad que da saber que su dinero está de nuevo disponible, fuera de lo que se ha dado en llamar el corralito español. «Ahora estoy contento, claro, pero llegué a pensar que lo había perdido todo», relata.
Manuel, ourensano de 73 años, es uno de los primeros gallegos a los que se ha resuelto de forma favorable el arbitraje con Novagalicia Banco, una fórmula que han pedido más de 5.000 afectados en la comunidad y cuyos casos se van resolviendo poco a poco. «Un día andaba paseando por Ourense y me comentaron que existía esa vía, así que presenté los papeles, pregunté en la sucursal y me dijeron que mi caso ya estaba en Santiago, en unos días me dieron el resultado, que me convenció, lo firmé y tuve el dinero de inmediato», explica. Antes, durante 6 meses trató de vender esas preferentes en el mercado, «pero no había manera».
Cuenta Manuel que en los últimos meses él ha pasado alguna noche en vela por este tema, pero que su mujer «muchas más».
Con el dinero ya disponible, dice que no piensa cambiar de entidad, a pesar de todo el ruido que se ha generado en los últimos meses: «Yo confío en la gente que está ahora, no me voy a mover».