El escenario al que se enfrentan los miles de clientes afectados por productos híbridos (participaciones preferentes y deuda subordinada, perpetua o con vencimiento) es, por decirlo sin rodeos, muy complicado.
Por exigencia de Bruselas, todos los bonistas y preferentistas de una entidad rescatada con dinero público (caso de Novagalicia) tienen que perder una parte de sus ahorros en favor de la financiera. Ese dinero servirá, según la doctrina europea, para recapitalizar cada banco. Así ha pasado en casos anteriores cuando se auxilió a otros en Irlanda, Reino Unido, Holanda, Alemania... La gran diferencia, lo que no ha tenido en cuenta Bruselas, es que en el caso español la gran mayoría de clientes son pequeños ahorradores, no inversores institucionales, como sucedió en los países antes citados. Pero la doctrina ha sido igual para todos.
En las próximas semanas, los clientes recibirán una comunicación (verbal o por escrito) en la que la entidad les explicará qué sucederá con su dinero. No se ha fijado aún el porcentaje de pérdida que asumirán, aunque el Banco de España la cifra entre el 30 y el 70 % para todas las nacionalizadas. En Bankia (entidad que recibirá 17.900 millones), la quita rondará el 39 % para las preferentes; el 46 % en la deuda subordinada perpetua; y el 14 % en subordinada con vencimiento.
En todo caso, el roto será diferente caso por caso. Porque no vale lo mismo una preferente a perpetuidad (se estima que con mayor pérdida) que una que venza en 1 o 2 años. Se mirará el año de emisión, el volumen colocado y las ayudas recibidas por la entidad. Bankia, siguiendo el caso anterior, es la que más fondos percibirá.
Y tras la quita, ¿se recupera el resto del dinero? Pues en el caso de Novagalicia la solución es bien compleja. Los clientes no podrán recuperar el resto del dinero de forma automática. El dinero que mantendrán se les canjeará por acciones de una entidad que no cotiza en bolsa, y, por tanto, de más difícil colocación. Cuando cotice o se adjudique a otra entidad que sí cotice, podría darse el canje por dinero. Está por ver cómo encajan los clientes esa solución.