El exgobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, ha roto seis meses de silencio para, a través de una carta al director enviada a El País, denunciar lo que considera «una injustificada campaña de desprestigio de la institución para ocultar las consecuencias de una errónea gestión de la crisis de Bankia».
Para el exresponsable del supervisor, la acusación «es gravísima» y «pone en cuestión no solo la competencia de los empleados y directivos, sino también su integridad. Y por ello rompo mi silencio». Sostiene que en sus seis años al frente de la institución no había visto «nunca» a nadie «mirando hacia otro lado ante indicios de delito», primero, por la trayectoria de «competencia y seriedad» del servicio jurídico del banco, que no lo habría tolerado, y segundo, porque los propios procedimientos de trabajo de la institución -que implican a un número importante de empleados en la supervisión- lo hacen imposible. Concluye instando a los inspectores a denunciar ante la Fiscalía si conocen «tan solo un caso en que alguien del banco haya cometido tal delito».