Entre diciembre del año pasado y febrero de este, antes de que se declarara el preconcurso de acreedores, el presidente de Pescanova, Manuel Fernández de Sousa, se desprendió de algo más de 1,98 millones de acciones de la compañía, el equivalente al 6,9 % del capital de la multinacional, prácticamente la mitad de la participación que tenía y que ahora asciende al 7,45 %. Lo hizo mediante un incesante goteo de operaciones, a precios comprendidos entre 13,6 y 17,7 euros por título. La transacción más voluminosa fue la realizada el 7 de febrero, de 200.000 acciones a 16,64 euros. En total, el empresario gallego se embolsó 31,5 millones de euros, que, según la versión ofrecida por Fernández de Sousa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, que investiga las compraventas de títulos previas al preconcurso, sirvieron para aliviar las estrecheces económicas del grupo, con urgentes necesidades de liquidez e importantes dificultades para financiarse. De hecho, el presidente de Pescanova resalta que la venta le ha generado «importantes pérdidas» y subraya también que esas ventas hay que enmarcarla en su «compromiso con la compañía», que lo ha llevado incluso a poner su patrimonio a disposición de esta.
Los precios a los que se realizaron las operaciones distan mucho de la cotización que tenía Pescanova cuando la CNMV decidió suspender sine die la negociación de las acciones. Entonces se pagaban a 5,91 euros, un 66 % por debajo del valor que tenían antes del preconcurso. Y lo cierto es que, si hubiera conservado los títulos, Fernández de Sousa acumularía graves minusvalías, como los pequeños accionistas.