El Gobierno incumple la promesa de bajar el IRPF en el año 2014

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, durante la rueda de prensa de ayer.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, durante la rueda de prensa de ayer. benito ordóñez< / span>

Los ingresos adicionales por la subida serán de unos 4.000 millones en el 2013

27 abr 2013 . Actualizado a las 15:31 h.

El Gobierno no solo ha renunciado ya a aplicar su programa electoral, sino también a alcanzar, con medidas distintas, los objetivos que se había marcado. No bajará el paro. Tampoco el IRPF. La vicepresidenta Sáenz de Santamaría calificó de «dramática» la cifra actual de paro, pero eludió contestar si, a su juicio, el 25,8 % de desempleo con el que el Ejecutivo prevé acabar la legislatura es o no un dato «dramático».

La constatación de que los Presupuestos del 2013 se habían construido sobre estimaciones irreales obliga también al Gobierno a incumplir incluso lo que ya era un incumplimiento. Tras aprobar una subida del IRPF inmediatamente después de llegar a la Moncloa en el 2011, el Ejecutivo aseguró que se trataba de una medida transitoria con una vigencia de solo dos años y que, por tanto, el «gravamen temporal de solidaridad», como denominó entonces a la subida, se retiraría en el 2014. Ayer, Montoro admitió que se prorrogará un año más porque retirarlo el próximo ejercicio «no es factible». De tal forma, se mantendrá hasta la campaña de la renta 2015 un gravamen que supuso subidas de entre un 0,75 y un 7 %, según los tramos, en la renta general; y una lineal de seis puntos en los tres tramos de las rentas de ahorro. Este año el Gobierno preveía recaudar unos 5.300 millones, que se quedará en torno a los cuatro mil.

Así, aunque Rajoy aseguró que en este Consejo de Ministros no habría subida de impuestos, lo cierto es que sí la habrá. No solo se incrementarán los impuestos especiales y los medioambientales, se retirarán deducciones en el de sociedades y se gravarán los depósitos, sino que prorrogar la subida del IRPF un año mas implica elevar la presión fiscal por encima de lo previsto.

El Ejecutivo admite la decepción que provoca en los ciudadanos el hecho de que, a pesar de los enormes sacrificios que están asumiendo, las perspectivas económicas sigan siendo pavorosas. Y, por eso, se aferra ya al discurso de que, sin recortes, España estaría ya intervenida. Eso es lo que dio a entender ayer el ministro Luis de Guindos cuando aseguró que «las medidas del Gobierno han evitado una evolución mucho peor de la economía» que habría sometido a España a un ajuste mucho más duro dictado por la troika, como les ocurre a Grecia y Portugal.

Pese a todo, Rajoy ha logrado convencer a Bruselas para que suavice el objetivo de déficit para el 2013 en 1,8 puntos, dejándolo en el 6,3 %. Eso da un respiro político al Ejecutivo, que verá relajada la tensión con las autonomías, incluidas las del PP, que podrán elevar su déficit este año hasta el 1,2 % frente a un 0,7 % que casi todas consideraban incumplible. Lo que España tendrá que pagar a cambio de ese balón de oxígeno de Bruselas sigue siendo un misterio, porque el programa de estabilidad que presentó ayer el Gobierno es un conjunto de vaguedades y de medidas ya en marcha. Todo el Ejecutivo, y en especial Montoro, insisten en recurrir a eufemismos de todo tipo para no llamar a las cosas por su nombre y en no aclarar cuestiones clave para los ciudadanos. Entre ellas, qué impuestos especiales son los que se van a subir y si las pensiones dejarán o no de actualizarse con el IPC. Habrá que esperar a que, dentro de dos semanas, Rajoy concrete más en el Congreso. O no.