Insinúa que el BCE debe hacer más para estimular el crecimiento
04 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Veintiséis millones y medio de parados (los que hay en toda la UE, casi veinte millones de ellos en la eurozona, y más de seis en España) son muchos. La cifra despierta pavor. Incluso en los despachos de Bruselas, plagados de burócratas. Tanto, que en la capital belga empiezan a ser conscientes -a buenas horas, que dirán muchos- de que hay que hacer algo para poner remedio al drama.
Lo admitió ayer el propio comisario de Economía, Olli Rehn. «A la vista de la prolongada recesión, debemos hacer todo lo que sea necesario para superar la crisis del desempleo en Europa», dijo. Un llamamiento inusualmente claro viniendo de la Comisión, que durante toda la crisis no ha hecho otra cosa que expender la receta alemana de la austeridad.
Se refirió expresamente Rehn a Grecia y a España, de las que dijo cargan con un «insoportable nivel de paro». Y, en esta guerra, todos han de arrimar el hombro. «Los países deben hacer todo lo que sea necesario para reducirlo», reclamó el comisario. Y, «cada institución europea tendrá que hacer todo lo que esté en su mano, en el marco de su mandato», remachó. Incluido el BCE, al que los analistas interpretan que iba dirigido el mensaje del finlandés.
Mareando la perdiz
Draghi lleva meses mareando la perdiz de las medidas para estimular el crecimiento. Hace solo dos días que volvió a dejar para mejor ocasión -puede que para después de las elecciones alemanas- la tarea. Se limitó a bajar el precio del dinero, una medida que, a decir de los expertos, ya no tiene efectos en la economía real. Se olvida Rehn, eso sí -o por lo menos lo parece- de que su llamamiento choca con el recetario europeo para atajar la crisis y con las respuestas que algunos Gobiernos han dado a sus exigencias en el capítulo del déficit. Rajoy, sin ir más lejos, acaba de hacerle llegar un plan, en el que, entre otras cosas, se aplica la tijera a las políticas activas de empleo. Paradojas de la vieja Europa.
Solo palabras
Con todo, del dicho al hecho... Ya se sabe. Y, de momento, lo de Rehn son solo palabras. De su boca no salió ayer ni una sola idea concreta para combatir ese mal, que aqueja sobre todo a los socios del Sur. Una enfermedad que la recesión agravará. En España, las previsiones de Bruselas, que pasan por una caída del PIB este año del 1,5 % (dos décimas más de lo que calcula el Gobierno) apunta al sexto año consecutivo de destrucción de empleo, con una tasa de paro del 27 %.
Para el conjunto de la zona euro, pronostica una contracción del producto interior bruto del 0,4 %, por encima del retroceso del 0,3 % del que hablaba en febrero pasado. En el 2014, los países del euro crecerán un 1,2 %, dos décimas menos de lo que apuntaban las anteriores previsiones del Ejecutivo comunitario.