La empresa inaugura en el Sil el mayor complejo hidroeléctrico de Galicia
23 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, reclamó ayer al Ministerio de Industria un marco regulatorio para el sector eléctrico «adecuado, estable y predecible» para que las empresas del sector puedan seguir creando empleo y riqueza, «justo lo que necesita este país». «Queremos ser el motor de la economía», resumió. Las declaraciones de Galán suenan como un toque de atención al Gobierno, pues se producen cuando el ministro Soria está preparando una nueva reforma energética que variará las reglas de juego para el sector: se tocarán todos los costes regulados, incluidas las primas a renovables, tecnología en la que Iberdrola es líder en este país. Solo en Galicia, la compañía cuyo accionista mayoritario es el emirato de Catar, posee 627 megavatios de potencia eólica instalada y más de 1.500 hidráulicos.
Galán inauguró ayer la nueva central hidroeléctrica de San Estevo, en Nogueira de Ramuín (Ourense), en la cuenca del Sil, que se convierte en el mayor complejo hidroeléctrico de Galicia, con 441 megavatios de potencia instalada, capaz de producir gigavatios suficientes para satisfacer las necesidades energéticas de 285.000 hogares, según Iberdrola.
El acto atrajo a la Ribeira Sacra al exministro del Interior Ángel Acebes, consejero de Iberdrola, que declinó realizar declaraciones. También acudió el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, quien, como Galán, y pese al déficit de tarifa millonario, reclamó un marco adecuado para garantizar las inversiones en un «sector estratégico» para Galicia. Tal es la apuesta de la Xunta por las renovables, que se ha propuesto que el 95 % de la electricidad que se produce en la comunidad proceda de este tipo de tecnologías en el 2015. En el 2011 fue el 53 %. Feijoo destacó también que Galicia es la tercera autonomía española en producción de energía y la única que no importó electricidad.
Galán calificó de «terrorífico» el déficit que arrastra el sector eléctrico y lo achacó a «decisiones equivocadas» y a «unas inversiones masivas en unas tecnologías muy poco eficientes y muy costosas».