Las pensiones dejarán de ligarse cada año a la evolución del IPC

M. BERAMENDI / a. estrada REDACCIÓN / LA VOZ, COLPISA

ECONOMÍA

Las jubilaciones subirán o bajarán en función de los ingresos y gastos del sistema

28 may 2013 . Actualizado a las 15:04 h.

Apremiado por Bruselas, el Gobierno de Rajoy parece tener todo el terreno ya preparado para impulsar la madre de todas las reformas: bajar las pensiones actuales y futuras. El informe provisional sobre el que ayer debatió el comité de expertos nombrado por el Ejecutivo para diseñar el factor de sostenibilidad de las prestaciones plantea profundos cambios en su sistema de cálculo, que conducirán a que el nivel de vida del que pueda disfrutar un jubilado en el futuro sea menor que en la actualidad, comparando lo que significarán esas pensiones con el salario anterior al retiro.

Es lo que se denomina tasa de sustitución. En España, la pensión pública que se cobra representa, en promedio, el 82 % del último sueldo, según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) correspondiente al 2009. La media en los países de esa institución es del 47 %. Eso no significa que se vaya a llegar ahí, pero el informe de los expertos admite que, con su fórmula, en el 2020, en el 2030 y, especialmente, en el 2050, «representarán una proporción sustancialmente inferior a la actual» .

A la hora de calcular la paga a un nuevo jubilado, el comité considera que hay que ligarlo a la esperanza de vida porque lo que cuenta es el importe total de la prestación que va a cobrar a lo largo de toda su vida y no lo que perciba mes a mes. De lo contrario, no habría equidad, dice el documento, y se estaría perjudicando al jubilado actual, que va a vivir menos años que el que se retire en el futuro.

La propuesta consiste en multiplicar la pensión inicial con la que los nuevos pensionistas entran cada año en el sistema por un coeficiente de «equidad intergeneracional», que resultaría de dividir la esperanza de vida de los que han entrado en el sistema en un momento anterior entre la de los nuevos.

Por ejemplo, se divide la esperanza de vida a los 65 años que hay en el 2014 (20,27) por la que habrá en el 2015 (20,32), lo que da un coeficiente de 0,997 por el que se multiplicaría la pensión, que sería ligeramente inferior a la de los jubilados el año anterior ya que el resultado es inferior a uno. Pero no sería la única fórmula, pues se introduciría un factor de actualización anual de las pensiones para que evolucionen en función de la ratio entre ingresos y gastos del sistema, en lugar del IPC, como sucede ahora.

Tasa de dependencia

Esa proporción reflejaría los cambios en la tasa de dependencia (número de cotizantes por cada pensionista); los cambios en la tasa de paro y en la de actividad que determinarían el número de cotizantes; y los que se registran en la productividad, que se verían en los salarios.

En la sostenibilidad futura del sistema influyen muchas variables. A medio y largo plazo, la demográfica: habrá más desproporción entre quienes financian el sistema (ocupados) y quienes cobran de él (los mayores). Y ahora, sobre todo, el impacto de la crisis económica.

Los nuevos jubilados tienen derecho a prestaciones más altas que los que fallecen. Pero hay otra variable fuera del debate: la devaluación salarial lleva a cotizaciones más bajas y a una menor recaudación de la Seguridad Social. Quienes entran al sistema, muchos de ellos jóvenes en precario, cotizan entre un 30 y un 40 % menos que quienes salen, según los datos de la Tesorería General de la Seguridad Social, lo que también genera un grave problema de caja.