Manuel Fernández de Sousa: «No considero que mis actuaciones sean delictivas»

sofía vázquez / Rubén santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

GUSTAVO RIVAS

Reconoce que la deuda de la Pescanova y sus 160 filiales supera los 3.000 millones y asegura el valor de la firma está por encima de 4.000 millones

05 jun 2013 . Actualizado a las 11:38 h.

Sobre Manuel Fernández de Sousa-Faro pesan cuatro causas judiciales diferentes. Defiende su gestión en Pescanova, pero admite que estar tres meses en silencio fue «un error».

-¿Cuál es la deuda real del grupo Pescanova y de la matriz?

-Es de 2.314 millones para la concursada, en la que se incluye 369 millones de obligaciones convertibles. Coincide prácticamente con la del servicio de riesgos del Banco de España, al que acceden la banca y la CNMV: 1.970 millones más 360. Hay que añadirle la que está en filiales. En total, pasa de los 3.000 millones. De memoria no me acuerdo.

-Ha sido acusado del uso de información privilegiada, de falseamiento de información económica y de las cuentas de la compañía. ¿Es usted consciente de que, si al final se prueba, lo mejor para Pescanova no era encadenar delitos societarios?

-Se me acusa de información privilegiada por la venta de las acciones. Si hubiera querido vender, lo hubiera vendido todo. Si no creyera en la empresa, no hubiera metido un tercio del capital que recibí al vender. Si no creyera en la empresa, podría haber dimitido, vendido e irme.

-Vendió antes de comunicarlo.

-Sí, lo comuniqué más tarde. ¿Qué información privilegiada tenía? La normal que disponen los gestores de una firma y la de algún acontecimiento importante. Ambas informaciones eran positivas. La primera estaba relacionada con proyectos de acuicultura [explica las proyecciones de facturación teniendo en cuenta precios y maduración del proyecto] y la segunda con la venta de Acuinova Chile, que estaba muy adelantada. La comuniqué el 28 de febrero. En condiciones normales, hubiéramos vendido Acuinova y no habría concurso, pero había dificultades de tesorería y solicité ayuda a un consejero. Aporté 9 millones.

-Pidió ayuda a Damm, segundo máximo accionista. Y se la daba si su propio equipo auditor podía entrar en Pescanova. Al parecer usted le dijo que no.

-No hay nada de eso. Yo digo lo que está escrito. Como había un problema de tesorería, no se aprobaron las cuentas. Hacía lo mejor para la empresa. No sabía que se iba a presentar preconcurso, si no, no hubiera metido 9 millones. Si hubiera notificado antes la venta de las acciones, perjudicaría a Pescanova en la operación de Chile. Prefería exponerme a una sanción.

-Los hechos remitidos a la CNMV parecen demostrar que había contabilidad B.

-No hay contabilidad B. Ha habido tres meses de no deshacer malos entendidos.

-Comunicó a la CNMV que había discrepancias en la contabilidad...

-No. Había discrepancias sobre cómo se contabilizaban en las auditorías limpias de BDO parte de las deudas.

-¿Por qué dice la banca que aparecen facturas falsas?

-Lo que dice la banca [su asesor interrumpe preguntándose si hay algún comunicado de la banca]... En términos genéricos es muy difícil contestar. No hay, ni necesidad de facturas falsas.

-Le hago la pregunta más difícil. Luxempart presentó una querella criminal contra usted. Usted está en varias causas judiciales. ¿Cree que irá a la cárcel?

-Hay que respetar la estrategia de defensa de algún consejero. He actuado siempre en el mejor interés de Pescanova. No en el mío. No considero que mis actuaciones sean delictivas, y en ese sentido moralmente creo que puedo estar tranquilo. No contento. No quisiera estar en esta situación, ni que la plantilla estuviera en esta situación... Tengo fe en Pescanova, en su proyecto, en su plantilla, y fe en haber hecho lo que mejor sabía.