El Boletín Oficial del Estado publicó ayer el plan de gestión del caladero Cantábrico Noroeste, que consagra las cuotas individuales transferibles (ITQ) para todas las especies que captura el arrastre y para las posibilidades de merluza que se conceden a palangreros de fondo y volanteros. Para este año, los barcos recibirán una cantidad lineal de la cuota que corresponde a España, fijada sobre la base de las capturas históricas del 2002 al 2011, modulados en función de los aspectos socioeconómicos y la dependencia de la especie. Para los siguientes, los barcos podrán hacer cambios temporales o definitivos y si son con este último caracter, se consolidarán en la distribución del año siguiente.
Para evitar que una empresa acapare todas las posibilidades, el plan limita al 30 % del total de la cuota lo que puede poseer una empresa o grupo de empresas, que tampoco pueden disponer menos del 0,5 %.
La gestión de las cuotas concedidas a las artes menores se hará de manera global y se distribuirá, como hasta ahora, por trimestres. Cuando se supere la cantidad, el exceso se detraerá de la concedida para los siguientes tres meses y, si a final de año se vuelve a sobrepasar, se deducirá de otras especies repartidas.
Discrepancias por caladeros
El plan de gestión para el Cantábrico -que no incluye uno específico para la bajura gallega- recoge los porcentajes de reparto acordados a finales del año pasado, distribución que incomodó a los marineros gallegos, pues interpretaban que se había favorecido de forma importante al golfo de Cádiz al otorgar la práctica totalidad del cupo de anchoa desde Fisterra a Gibraltar y parte importante del tope de cigala.
Tampoco aceptan de muy buen grado los porcentajes concedidos a cada modalidad pesquera. Los arrastreros continúan manteniendo que les correspondería un cupo mayor y la bajura sostiene lo mismo y considera, además, que se les ha impuesto un plan sin dar explicaciones.