Son embarcaciones de entre 12 y 15 metros de eslora
18 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.En el puerto de Fisterra amarra cada día el Hermanos Suárez. Es una embarcación de 12 metros de eslora y 10,43 GT (toneladas de arqueo) que dispone de pérmex (permiso de explotación) para faenar con betas, miños, nasa de pulpo y trasmallos. Es, para los cánones de Bruselas, un barco de bajura en toda regla, pues entiende por pesca costera artesanal toda aquella embarcación de menos de 12 metros de eslora y 15 GT que emplea artes de pesca selectivas.
Al regreso de la jornada de pesca diaria, el Tercero Portales tira el rizón en el puerto fisterrán. Hasta puede incluso que más de una vez haya fondeado al costado del Hermanos Suárez. Emplea para trabajar betas, miños, nasa de pulpo y nasa de pescado, pero, aunque tiene 11,60 GT, mide 13 metros de eslora. No es, por tanto, una embaración de bajura, al entender de Bruselas.
A eso se refería el lunes el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, cuando decía en el Consejo de Ministros de Pesca que la definición propuesta por la Comisión para pesca artesanal supone una discriminación, pues provoca que haya pescadores que, ejerciendo la misma actividad, pasando idénticas horas en el mar, compartiendo incluso caladeros de pesca y sufriendo los mismos temporales se encuadren en categorías diferentes por medir su barco un metro más o menos que el de su colega. Es justo el caso de los tripulantes del Hermanos Suárez y del Tercero Portales.
Para España, la definición de bajura no puede ser tan lineal como la pretende grabar en ley Bruselas. Máxime cuando hay otro reglamento, el de control, que emanó de la misma institución, la Comisión Europea, y que entiende otra cosa por flota costera artesanal, al fijar en los 14 metros para adelante la obligación de llevar instrumentos de control satelitario (la caja azul) y el diario electrónico de a bordo (DEA).
De seguir la interpretación de Bruselas, en España quedarían dentro del paraguas de la pesca artesanal 7.000 embarcaciones, pero se dejaría fuera a otras 700 que merecerían esa consideración. En Galicia hay 560 barcos que miden entre 12 y 15 metros de eslora, de los que 357 son embarcaciones auxiliares de la acuicultura. Por tanto, son 203 los pesqueros que Bruselas deja fuera del club de los 3.872 que sí han obtenido el reconocimiento de Bruselas y los 28.
El trasfondo
¿Y por qué es tan importante ser considerada o no embarcación de bajura? Pues ser o no objetivo prioritario del Fondo Europeo Marítimo de la Pesca (FEMP) y recibir el grueso de las ayudas que se fijen para el período 2014-2020, en las que acuicultura y pesca costera artesanal van a ser las niñas mimadas. Es por eso que tanto el Gobierno central, como el autonómico y como el propio sector están dispuestos a dar la batalla hasta el último trílogo para que en Europa entiendan que es ridículo considerar que el Tercero Portela, por medir un metro más que el Hermanos Suárez, es un barco que entra en la categoría de altura o de pesca industrial. España y Galicia defienden que el de la eslora y la potencia no pueden ser los únicos criterios para decir si un barco es o no de bajura. Así, abogan por introducir como método de diferenciación la duración de las mareas, que deben ser de menos de 24 horas, la proximidad del caladero a la costa -que trabajen dentro del mar territorial- o, incluso, el tipo de artes que empleen.
Más ambición
El día que los 28 aprobaron la definición, Ana Miranda se despedía del escaño del BNG en el Parlamento Europeo. Curiosa coincidencia para una persona que, en su empeño por hacer visible la bajura, se ganó el apelativo de miss pesca costera artesanal por parte de Damanaki. Miranda no oculta la decepción por la debilidad española para hacer valer su postura y por que no haya prosperado la definición que proponía el BNG, más ambiciosa que la de España, pues además de elevar el criterio de la eslora a 15 metros e imponer el uso de artes selectivas, planteaba que las mareas fuesen de menos de 36 horas «porque hai algúns que botan 27 horas no mar», que el producto fuese fresco y para consumo humano y que pertenezcan a una empresa familiar o una microempresa.
Lo peor de todo es que, a su criterio, queda muy poco margen en los trílogos para variar un concepto que han dado por válido tanto el Parlamento Europeo como la Comisión y el Consejo. Y sostiene que la única ventana abierta que queda es el visto que la Eurocámara dio a su enmienda de que considere artesanal a aquella flota que amarre en puertos de poblaciones de menos de 30.000 habitantes.