Luxempart reordena sus acciones ante la decisiva junta de Pescanova

R. S. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Esta sociedad de inversión es el tercer mayor socio de la compañía, con el 5,8 % de los títulos

30 ago 2013 . Actualizado a las 11:33 h.

A menos de quince días para la junta de accionistas más trascendente en la historia de Pescanova, los movimientos entre los principales inversores se van sucediendo de forma algo subterránea. A la irrupción esta semana de Carolina Masaveu Herrero como accionista de referencia al comprar el 3,7 % de la sociedad por 107 euros, se suma ahora una operación aparentemente intrascendente en Luxempart.

Esta sociedad de inversión es el tercer mayor socio de la compañía, con el 5,8 % de los títulos. Son algo más de 1,6 millones, lo que otorga un peso destacado en la junta, pero su titularidad estaba en otras manos. Desde el año pasado, Luxempart utilizaba a RBS Dexia como vehículo para controlar esas acciones de manera indirecta. Ayer comunicó a la CNMV que pasa a tener los títulos ya de forma directa.

En apariencia, es un cambio sin más, pero algunas fuentes consultadas creen que detrás hay otras intenciones. Habitualmente un cambio de esta naturaleza la hace una sociedad para reordenar su cartera, pero en Pescanova nada parece casual. El cambio de titularidad, para controlar de nuevo su 5,8 %, permite a Luxempart plantarse en la junta en Chapela con voz y voto directo, sin tener que pasar por RBS Dexia, que sería la que tendría que acudir en su lugar, y votar y hablar en su nombre.

¿Por qué quiere estar? Para evitar intermediarios. Luxempart ha sido uno de los accionistas más críticos con la gestión de la dirección de Pescanova que comandaba Manuel Fernández de Sousa-Faro, depuesto como presidente hace apenas un mes. Luxempart fue la sociedad que denunció a la cúpula de Pescanova en un procedimiento ahora llevado desde la Audiencia Nacional, con varios imputados, Sousa entre ellos.

La junta tendrá que decidir, por ejemplo, quién ocupa ese puesto y la composición de un nuevo consejo de administración que consiga hacer viable una empresa con una elevadísima deuda (más de 3.100 millones, el doble de lo declarado), y con un complejo nudo de filiales.