La auditora de Pescanova se enteró en una cena en Vigo del desfase

Manoli Sío Dopeso
M. Sío Dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

BDO se escuda en que «históricamente todo era correcto» y acusa al equipo de De Sousa de ocultar las verdaderas cuentas

14 nov 2013 . Actualizado a las 11:33 h.

La empresa que auditó las cuentas de Pescanova desde el 2002 al 2012 se enteró en una cena celebrada en Vigo el pasado 10 de marzo (nueve días después de que la compañía acudiera al preconcurso de acreedores), de la existencia de un desfase contable que acabó destapando una deuda de 3.674 millones.

Santiago Sañé, socio de la auditora, explicó ayer ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz que fue en esa cena con Alfredo López Uroz (ex director financiero) y Joaquín Viña Tamargo (jefe de auditoría y responsable de la consolidación contable) cuando se enteró de una situación que calificó de inverosímil. «No lo creía, pensaba que todo era un error, parecía algo fantástico», dijo ayer el auditor, que cifró en 883.000 euros la factura cobrada por sus servicios a Pescanova en el 2012; y en 325.000 euros, el coste de su labor para la empresa en años anteriores.

Sañé cargó contra la antigua cúpula de Pescanova por ocultar información. Como ejemplo, hizo referencia a un consejo celebrado el 14 de marzo: «Se nos dio un balance nuevo con un incremento de la deuda de 800 millones, y varios consejeros nos pidieron que no dijéramos nada», afirmó. Preguntado sobre a quiénes se refería, citó al expresidente, Manuel Fernández de Sousa, y a su hermano, Fernando Fernández de Sousa.

Contabilidad paralela

A preguntas del fiscal, reconoció que no contrastó la deuda bancaria con la Central de Riesgos del Banco de España, porque «históricamente todo era correcto», y porque no hubiera detectado la falsedad de dichas operaciones «porque Pescanova lo sabía y por eso diseñó esta falsa operativa para enmascarar una forma fraudulenta de obtener financiación»

Sañé acusó a la compañía de crear una trama de contabilidad paralela que recogía cuentas bancarias ocultas a los auditores a nombre de sociedades extranjeras. «Existían dos Pescanovas: la oficial, que nos daban para auditar; y la oculta, que recogía una parte significativa de las transacciones, a la que no teníamos acceso», dijo. El auditor destapó un «inmenso volumen de facturación falsa» que se escondía tras «un sistema sofisticado para engañar a bancos, auditor, consejeros, accionistas y mercado».