¿Son tan útiles las bombillas LED?

Sara Cabrero
Sara Cabrero LA VOZ

ECONOMÍA

Un estudio de la OCU revela que estos productos no tienen una vida tan prolongada como prometen los fabricantes

12 ene 2014 . Actualizado a las 12:48 h.

La cuesta de enero viene con curvas, y este año lo hace en forma de tarifazo. La subida de la luz, cuyo recibo ya ha aumentado un 71 % en la última década, ha supuesto un nuevo golpe para los españoles que a partir de ahora tendrán que enfrentarse cada dos meses a una factura henchida. Con este panorama, el ahorro de energía se ha convertido en una máxima a seguir en todos los hogares españoles y cualquier medida utilizada para desinflar la tan temida factura de la luz es poca.

La elección de las bombillas es una de las más importantes si lo que uno quiere es ahorrar en el recibo. Sin embargo, muchas asociaciones de consumidores alertan de las ávidas promesas de los fabricantes y recomiendan prestar mucha atención respecto a cuáles son aquellas bombillas que mejor se ajustan a las necesidades de cada hogar segun su funcionalidad.

Un reciente estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), ha mostrado que las bombillas LED -cuyo precio puede llegar a alcanzar los 35 euros- no poseen una vida tan larga tal y como aseguran sus fabricantes, que han conseguido convertir su prolongada durabilidad en el gran reclamo del producto.

Esta es la principal conclusión a la que la asociación ha llegado después de analizar 46 modelos en toda Europa. «La pérdida de luminosidad con el uso nos parece bastante aceptable, pero muchas de ellas se fundieron bastante antes de lo prometido», explican desde la OCU quienes señalan que el 16?% de las bombillas no lograron superar las 10.000 horas de uso, una cifra bastante lejana a las prometedoras 30.000 horas que aseguran los fabricantes.

Las LED han aterrizado en el mercado convirtiéndose en las grandes competidoras de las famosas fluorescentes compactas, cuya vida estimada es de entre 3 y 20 años y cuyo precio ronda los 7 euros.

«Las LED tienen algunas ventajas, entre las que cabe destacar que dan luz de manera instantánea, superan a las fluorescentes compactas en términos de eficiencia y además no sufren tanto como estas con los ciclos de apagado y encendido», explican los expertos de la OCU. Sin embargo las desventajas son importantes, ya que además del alto coste que supone adquirir una de estas bombillas, las LED no logran reproducir de forma óptima el color tal y como hacen las bombillas halógenas y además los fabricantes deben emplear más materiales en su composición que han conseguido redundar de una manera perjudicial en el impacto sobre el medio ambiente.

Qué bombilla escoger

La inmensa variedad de bombillas que ofrece el mercado es muchas veces un sinónimo de confusión entre los consumidores. «La diferencia de ahorro de energía y los distintos rangos de potencia equivalentes a las bombillas se explican por la cantidad de luz que emite, es decir su rendimiento luminoso, medido en lúmenes», explican desde la OCU. De esta forma, las bombillas incandescentes proporcionan solo 13 lúmenes por cada vatio que se consume, las halógenas 20 lúmenes, las fluorescentes compactas 60 lúmenes y las LED, convirtiéndose en las más eficientes, consiguen 90 lúmenes por cada vatio.

De esta forma, saber el lugar y la función que desempeñará cada bombilla se convierte en una cuestión de vital importancia a la hora de decantarse por una u otra de las opciones del mercado: «Si quieres una bombilla para iluminar la lámpara del techo del salón, fíjate que proporcione 1.500 lúmenes, mientras que si es para el baño, debería iluminar unos 850 lúmenes y la cantidad se reduce a unos 500 lúmenes si la bombilla se utiliza para una lámpara de mesa que permita leer», recomiendan desde la OCU.

«Dado que el kilovatio por hora cuesta unos 17 céntimos, la diferencia puede ser de hasta 5 euros si escogemos una u otra bombilla», explican los expertos, que además aclaran las posibles dudas a través de un sencillo ejemplo: «Si buscamos una bombilla de 500 lúmenes para una lámpara de mesa, los precios varían de una manera sorprendente. Una bombilla incandescente gasta unos 38 vatios que se traducen en 6,46 euros en la factura eléctrica, una halógena consume unos 25 vatios que son 4,26 euros, una fluorescente compacta puede llegar a gastar hasta 8 vatios (1,36 euros), mientras que la LED -con 5 vatios- se puede traducir en 0,85 euros.