Un kilo de marisco luso y extraído por furtivos no supera los 4 euros
05 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.La realidad del sector marisquero gallego esconde en su trastienda lucrativos, e ilegales, secretos que poco a poco se van conociendo. Uno de ellos se localiza en las Rías Baixas en general, y en la zona boirense de Cabo de Cruz, en particular, área conocida por la calidad de su marisco y por las polémicas que rodean desde hace tiempo la extracción o comercialización del bivalvo.
En mayo del año pasado se realizó un importante operativo orquestado por la Policía Autonómica, en colaboración con la Xunta, que dio pie a numerosos registros en depuradoras de Boiro y Poio. Los agentes que entraron en esos negocios tenían la certeza de que se compraba marisco portugués por la trastienda y sin documentación que acreditase su origen, para luego depurarlo y comercializarlo mezclado con el extraído en Galicia.
Desde entonces poco se ha vuelto a hablar de aquello, en parte porque el caso está en fase de instrucción en los juzgados de Ribeira, Cambados y Pontevedra. Pero la alarma que generó -era la primera investigación policial que destapaba este negocio ilícito- dejó huella. Previamente, se realizaron numerosos controles de carretera que dieron como resultado la incautación de hasta 23 toneladas de este marisco luso sin documentación en diferentes camiones. Lo primero que se vigiló fue el acceso a España por Tui, en la AP-9. La investigación permitió concretar qué depuradoras se hacían con esas toneladas de almeja que entraban en Galicia una noche sí y otra también. Pasaron los meses, y la presión policial logró frenar la entrada irregular de un producto que, en Galicia, es santo y seña de su gastronomía.
El miércoles, la Guardia Civil de Boiro interceptó en Ancados (Cabo de Cruz) un coche con placas portuguesas que tenía en su maletero 179 kilos de almeja lusa sin documentación. El conductor fue sorprendido a las tres de la madrugada en un punto en el que, además de playas, solo hay depuradoras. Y una de ellas es la que fue investigada y registrada hace dos años.
Pocas sorpresas
En la Policía Autonómica, que no ha dejado el caso desde entonces, no se sorprenden de este nuevo episodio. Es más, explican que el negocio sigue en marcha, aunque, eso sí, en mucha menor medida.
Si antes entraban camiones procedentes del país vecino con toneladas de almeja, ahora lo hacen en coches y con cantidades mucho menores. «Sigue ocurriendo; los viajes por las noches se suceden, pero con mucha menos mercancía. La vigilancia para intentar acabar con esto se mantiene, pero hay muchas carreteras y resulta imposible estar en todas cada noche del año», señalan los agentes, que revelan también que un kilo de marisco luso y extraído por furtivos no supera los 4 euros. La misma cantidad, pero gallega y siguiendo los cauces legales, tiene el doble de precio en el mercado.