El Banco de España no vio extrañas las alzas de sueldos del 15 % en Caja Madrid

J. A. Bravo MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

Blesa, saliendo de la Audiencia Nacional tras una comparecencia ante el juez este mismo año.
Blesa, saliendo de la Audiencia Nacional tras una comparecencia ante el juez este mismo año. benito ordóñez< / span>

Tampoco Deloitte, la auditora de la entidad durante 12 años, dio la voz de alarma

07 oct 2014 . Actualizado a las 08:02 h.

Los controles que pesaban sobre las entidades financieras volvieron a fallar, una vez más, en el caso de Caja Madrid. Ni el Banco de España ni la auditora que se encargó de revisar sus cuentas durante 12 años -hasta que en el 2012 fue relevada de sus funciones por el nuevo equipo gestor de Bankia-, Deloitte, encendieron las alarmas sobre el uso abusivo de las llamadas tarjetas de crédito B (Black) que la entidad repartió entre su cúpula.

La tesis defendida hasta ahora en medios oficiosos del instituto emisor -que ahora deberá responder por escrito al juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu si tuvo conocimiento de tales prácticas y, además, si considera que se ajustan a la legalidad en todos sus aspectos-, es que ni fue informado directamente de ello por la caja de ahorros ni tampoco se le hizo consulta alguna. Argumentan que en la medida que la cuantía de los gastos -15,5 millones entre el 2003 y el 2012, a razón de una media anual de 1,5 millones- «no era suficiente para que se viera afectada la solvencia» de la entidad, la supervisión del Banco de España no destacó nada especial al respecto.

Sí hubo, sin embargo, señales que podían haber llevado a los técnicos -fundamentalmente a los inspectores que se encargaban de la revisión periódica de las cuentas de Caja Madrid y, después, de Bankia- a sospechar. Entre las más relevantes, que la cúpula de la entidad incrementase sus retribuciones, de media, más de un 10 % durante ese decenio, y en algunos casos incluso por encima del 15 %. Subidas que no se correspondían con la mejora en los resultados de la sociedad, pese a que aún registraba beneficios anuales.

En esos años, los 87 exconsejeros y ex altos cargos de la caja que se aprovecharon de esas tarjetas B, aparte de otro tipo de retribuciones -dietas por asistir a consejos y comisiones, e incluso tarjetas de empresa ordinarias en algunos casos-, declararon un salario conjunto de casi 145 millones de euros. No obstante, cuatro de ellos no llegaron a hacer uso de ese dinero de plástico, aunque tampoco denunciaron que existiera alguna práctica anómala.

En plena crisis

Los siete principales directivos de Caja Madrid, hombres de confianza del entonces presidente Miguel Blesa, percibieron un sueldo medio de más de 1,5 millones entre el 2007 y el 2011, precisamente los años en que el país entraba en crisis, el sector inmobiliario se desplomaba y las cuentas de la entidad se resentían. El propio Blesa fue el que más ganó en ese tiempo (3,11 millones), seguido de Rodrigo Rato (2,60 millones) e Ildefonso Sánchez Barcoj (2,43 millones), mano derecha del primero y corresponsable de urdir el sistema de las tarjetas B.

Y, mientras, los gastos a través de ellas se disparaban: un 60% solo en sus siete primeros años (hasta el 2009) de uso, cuando el montante dispuesto pasó de 353.700 a 562.000 euros. El límite anual por beneficiario oscilaba entre los 25.000 y los 50.000 euros, aunque algunos lo sobrepasaron