
Tras meses negando la venta, el grupo confirmó al comité que la operación permitirá aumentar la carga de trabajo
06 mar 2015 . Actualizado a las 01:36 h.El Grupo Rodman no ha tenido más remedio que admitir lo que desde hace meses, y de forma sistemática, ha venido negando a los trabajadores. A punto de cambiar de manos, la compañía confirmó a los comités de empresa de sus tres divisiones afectadas -Rodman Polyships, Metalships & Docks y Rodman Lusitania- las negociaciones que, en cuestión de diez a quince días, culminarán con la toma de control de la compañía por parte de la petrolera China Sonangol.
Fuentes sindicales explicaron que el grupo que preside el empresario Manuel Rodríguez justificó la transacción en la convicción de que servirá «para aumentar la carga de trabajo».
La empresa no dio muchos detalles de la operación, que los trabajadores conocieron por este periódico, y se limitó a informar de que la entrada de la multinacional asiática en el accionariado del grupo, sin precisar en qué medida, no tendrá impacto en el empleo actual. «Ha garantizado que se mantendrá toda la plantilla», que en total suma 200 trabajadores, relatan representantes sindicales del grupo.
Según este testimonio, los responsables de los astilleros Rodman Polyships, Metalships & Docks y Rodman Lusitania explicaron a los delegados de personal que «se mantienen contactos con Sonangol con la finalidad de aumentar la carga de trabajo».
El pasado mes de diciembre, cuando la petrolera china ya tenía apalabrada una opción de compra de la compañía, la dirección del grupo se negó a reconocer las negociaciones ante los representantes sindicales, a pesar de que a esas alturas, la presencia en Vigo del presidente de China Sonangol, Sam Pa, era ya un secreto a voces en los astilleros de la ría, y la posible venta del Grupo Rodman, un rumor ampliamente extendido.
Una compra bien recibida
Una vez confirmada la transacción por ambas partes, y a la espera de que la petrolera de capital chino y angoleño plasme su entrada en el accionariado de Rodman antes de que finalice el mes de marzo, las reacciones en el sector naval no se han hecho esperar. No hay que olvidar que la venta se produce a los dos años de la entrada de la petrolera mexicana Pemex en Hijos de J. Barreras, astillero del que adquirió un 51 % del accionariado por cinco millones del euros.
Para el sector, salvo por el hecho de que las dos multinacionales que han comprado los astilleros son petroleras, no hay muchos más elementos en común, porque la cuantía de las inversiones distan bastante.
«Si una multinacional está tan convencida para hacer una inversión de este calibre (alrededor de 100 millones de euros) es para crear un gran proyecto naval, y eso podría suponer un impulso definitivo para el sector», afirmó ayer Enrique Mallón, secretario general de la Asociación Gallega de Industrias del Metal (Asime).
Fuentes de otros astilleros consultados optan por la prudencia a la espera de acontecimientos, pero coinciden en restar importancia al cambio de manos del grupo gallego. «Lo importante para una empresa es tener un plan de negocio, carga de trabajo y proyectos de futuro. Los inversores deben de ser siempre bienvenidos si es para crecer», aseguraron estas fuentes.