El efecto «fin de PIVE» desata las prisas de última hora para comprar un coche

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Xoan Carlos Gil

Jóvenes y jubilados son los principales demandantes de la ayuda de 1.500 euros que finaliza el 31 julio

16 jul 2016 . Actualizado a las 08:31 h.

Quien esté pensando en adquirir un coche nuevo, este mes de julio es el momento para hacerlo. Las ayudas a la compra establecidas por el Gobierno en el denominado Plan PIVE 8 (Programa de Incentivos al Vehículo Eficiente) terminan el 31 de este mes, con muy pocas probabilidades de regresar en una novena edición.

Será el final de las bonificaciones del Gobierno, que pone 750 euros por compra; pero no de los concesionarios, que completan la ayuda hasta los 1.500, y seguirán haciéndolo para animar el mercado con sus propias ofertas.

Pero el PIVE tiene su público y las marcas aprovechan su tirón comercial para lanzar en esta última quincena de junio campañas con descuentos especiales. Es el caso de La Quincena de Opel, que ofrece rebajas de hasta 4.000 euros, o el Superpive-Pive x 3 de Citroën, que triplica la bonificación en algunos modelos. Peugeot dobla las ayuda en toda la gama y Dacia utiliza el gancho del modelo más vendido en Galicia, el Sandero, para tasarlo en 6.200 euros hasta el día 31. 

Un mes que empezó flojo

Los concesionarios dicen que julio empezó flojo, pero aseguran que esta semana el efecto «fin de PIVE» ya se ha hecho patente. Un recorrido por la red comercial ayer tarde así lo constata. A pesar del intenso calor, era raro el comercial que no se encontraba atendiendo a algún posible cliente, como David. Este joven vigués de 28 años acudió al concesionario con idea de entregar el viejo Citroën Xsara que heredó de su padre. «Tiene 19 años, y ya no voy a meter un euro más en él», asegura, mientras abre las puertas y curiosea el interior de un Peugeot 308.

«Está guapo este coche», afirma. David es economista y lleva 9 meses trabajando en una asesoría que se encarga de gestionar comunidades de vecinos. «Necesito el coche para trabajar, y toca cambiarlo antes de que se acabe el PIVE. La ayuda no es mucha, ¡ya podía ser más! Pero al menos da para el seguro a todo riesgo durante el primer año», dice.

Mientras curiosea en el cuadro de mandos del coche, un comercial explica a una pareja las condiciones de financiación, los tres sentados a una mesa de despacho; mientras otro empleado entrega las llaves de su nuevo coche a un cliente que ha elegido la playa como primer trayecto para estrenarlo. 

Tráfico de exposición

En otro concesionario del grupo Renault, están Vicente y Rosa, una pareja de jubilados que también quiere aprovechar el último PIVE para desprenderse de un Opel Corsa de casi 20 años. «Ya no se hacen coches como este, pero ya dio todo lo que tenía que dar, ahora circular con él es un peligro», dice Rosa, que ha convencido a su marido para ver un Dacia Duster.

«Se ha empeñado en un coche grande, y yo no me veo mucho, pero el precio compensa, y además es bonito», dice Vicente. «Este coche, dice señalando un Corsa de color granate aparcado fuera, ya va para la chatarra, y al menos con el PIVE te dan algo por él», explica.

Hay que esperar turno para hablar con algún comercial, todos están ocupados. «Sí, se nota el efecto PIVE, siempre que se va a agotar una oferta de estas la gente se acelera un poco. Hay más tráfico de exposición. Es el estrés de última hora», afirma un responsable de ventas.

«La gente se está dando prisa para cerrar compras que venía pensando. Son sensaciones, más que datos, pero se nota cierta prisa por no perder esos 750 euros del Gobierno, porque los nuestros los van a seguir teniendo», afirma un compañero.

«El PIVE ayuda a vender por el efecto promoción, sobre todo a la gente que no se para a hacer números con la calculadora. Porque al tener dos pagadores, luego toca declarar más a Hacienda», añade.