Carlos Blanco: «En este sector hay ahora más dinero que buenas propuestas»

Rubén Santamarta Vicente
Rubén Santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

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El inversor en empresas emergentes, de padres gallegos, participa en más de 70 «start-ups» y prepara un fondo de inversión específico

28 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Carlos Blanco fue uno de los pioneros en España en invertir en empresas de Internet. Este domingo participa en más de 70 compañías emergentes de raíz tecnológica. Es uno de los mayores business angel del mundo por número de firmas en las que ha puesto capital. Él prefiere esa denominación, la de business angel, frente a la de inversor «porque no solo aporto dinero, sino también experiencia en un sector que conozco bien», explica. Nacido en 1968 en Barcelona, su siguiente proyecto, quizá el más ambicioso, se llama Encomenda. Es un fondo de inversión con 20 millones de euros pensado exclusivamente para firmas emergentes. El nombre remite a la aldea de origen de sus padres, de la zona de Trives, en Ourense. «Allí -recuerda- he pasado todos mis veranos». Ese fondo está pendiente de recibir autorización de la CNMV; ya tiene un 75 % del capital captado.

-¿Por qué se lanzó a invertir en nuevas empresas?

-Empecé en este mundo hace más de 20 años, cuando la gente no advertía lo que podían hacer las empresas en Internet. Y siempre que he tenido beneficios los he ido reinvirtiendo en negocios digitales, empezando por los de compra de dominios en la Red. En el 2007 me invitaron a participar en las primeras start-up a través de amigos, y di el paso. Tenía el dinero y tenía conocimientos.

-¿Cómo fue esa primera experiencia?

-Salió mal porque invertimos en cosas que no controlábamos muy bien. Para meterte en esto tienes o que ir con calma o ir con los mejores. A partir de ahí empecé con las aceleradoras de empresas.

-Siempre vinculadas al mundo digital...

-Siempre, un business angel entra en lo que sabe, a diferencia de un inversor privado más convencional. Aunque yo también he invertido en otras cosas, como en ladrillo, después de vender alguna de mis empresas.

-Y en ese mundo, el de las «start-up», las aceleradoras de empresa, las firmas tecnológicas emergentes, ¿no hay riesgo de burbuja, como con el ladrillo?

-No, en España no. De entrada, solo hay que mirar el precio de las empresas de este tipo en España y compararlas con las del resto de Europa. No son tan caras. En España se está invirtiendo a buenos precios, no hay una burbuja de valoración. Y el mercado sabe diferenciar bien lo que merece la pena. Hay gente que ha invertido en muchas compañías de forma poco inteligente. Pero la verdad es que hay más dinero que buenas propuestas.

-¿Y usted cómo entra en las empresas? ¿Qué criterio, qué análisis sigue para hacer un desembolso? -Hay casos de todo tipo. Hay algunas inversiones en las que he entrado a la primera porque voy con algún amigo del que me fío; en otros casos me gusta el sector, el equipo. A veces basta con dos reuniones o llamadas; en otras, media decena...

-¿Y ahora, hacia dónde está dirigiendo sus inversiones?

-Ahora más hacia el Internet de la vida real, hacia servicios de seguros, pisos, belleza, hipotecas... Negocios que tienen una mayor vinculación con la vida real.

-En Galicia, aparte de esa vinculación sentimental, acaba de entrar con Abanca en su aceleradora.

-Es un proyecto, en su sector, pionero en el noroeste de España, con gente que permite vincular a Abanca con emprendedores de los que luego puede sacar provecho para su actividad. Ya hemos visto algunos proyectos muy interesantes.

-Con todo lo que se está moviendo en este sector, ¿notan respaldo de la Administración?

-En España los inversores de este tipo jugamos en clara desventaja, sobre todo si nos comparamos con otros en el Reino Unido o Francia, por ejemplo. Fiscalmente estamos más penalizados que ellos, cuando nos movemos en el mismo ámbito: empresas locales que tienen negocios globales. Pedimos a la Administración que hay dirija sus pasado hacia una homogeneización con el resto de las leyes que rigen en Europa.