La entidad presidida por Emilio Saracho era hasta ahora el segundo mayor operador en Galicia
07 jun 2017 . Actualizado a las 16:55 h.La venta del Banco Popular por el Santander alterará de forma notable el mapa financiero en Galicia, donde la entidad presidida por Emilio Saracho es hoy el segundo mayor operador en todos los parámetros: plantilla (un millar de empleados), red comercial (más de 200 sucursales) y negocio (un 20 % de cuota, con 21.000 millones entre créditos y depósitos). Sin olvidar a miles de pequeños accionistas, unos 60.000 antes de la última ampliación de capital, originarios en su mayoría del Pastor. El Banco Santander dará un salto considerable en su balance y podría rozar en algunos aspecto del negocio -crédito a pymes, por ejemplo- al principal grupo financiero en Galicia, Abanca.
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Con la entidad de Ana Botín se producen las mayores duplicidades de red entre las dos entidades. Hay hasta 110 concellos en los que operan ambas, y ello supondrá un mayor impacto en cierres y reducción de plantilla para ajustar la operación. El banco hizo un ERE hace apenas un año que redujo su plantilla a unos 830 empleados en la comunidad. Tiene unas 160 sucursales y una potente sede regional en A Coruña, a solo unos metros de la principal del Pastor (edificio que hoy tiene una ocupación muy baja).
Con esta operación, Galicia dará un paso más en la concentración y el oligopolio bancario. Esa será una de las consecuencias. Hace siete años, antes de que comenzara la gran reorganización del sector, con la transformación y desaparición de las cajas, había una decena de puertas a las que llamar, grupos bancarios gallegos y españoles con una implantación considerable. Tras la venta del Popular-Pastor, prácticamente todo el mercado financiero gallego queda en manos de media decena de bancos. La mitad de oferta que hace una década. Hay más entidades, sí, pero su cuota de mercado conjunta apenas llega al 10 %. Se acentua así el oligopolio que se viene detectando en España -lo acreditan informes del BCE- en los últimos cuatro años.
Oligopolio, duplicidades... Y concentración de riesgo. Porque es posible que en una misma empresa tenga hoy créditos con varias de estas entidades a la vez, y una fusión supondría aumentar su exposición. Pero este impacto es mucho más complicado de medir.