Miguel Ángel López, responsable de Generación Sil de Iberdrola: «El proyecto Sil-Xares es un hito en innovación y en almacenamiento»

María Meizoso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Álex López-Benito / Senén Rouco

«El agua, el sol y el viento son nuestro petróleo, es por lo que hay que apostar»

27 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Iberdrola tiene previsto mejorar el sistema de bombeo de la central hidroeléctrica de Santiago Sil-Xares, ubicada en el municipio de Vilamartín de Valdeorras, mediante la instalación de un arrancador electrónico y una batería de cinco megavatios hora. «La previsión actual es que entre en funcionamiento antes de finales del 2024», avanza Miguel Ángel López (A Rúa, 1973), responsable de Generación Sil. Sobre las oportunidades que se abren, López apunta que la incorporación de la batería «flexibilizará el sistema de arranque del bombeo hidroeléctrico, haciéndolo más rápido».

—¿En qué se traduce el proyecto?

—En la instalación de un arrancador electrónico que permitirá acoplar a la red los grupos de bombeo de Santiago-Xares. Se trata de dos turbinas bomba reversibles con una potencia total de 50 megavatios y una capacidad de almacenamiento de casi 3.000 megavatios hora. El sistema permite bombear el agua al embalse de Santa Eulalia, en el río Xares, con un desnivel de 230 metros. Esto deja acumular los excedentes eólicos y solares en forma de energía potencial del agua de la presa para ser utilizada en momentos necesarios para el sistema eléctrico. Además, se complementa la capacidad de almacenamiento con una batería de cinco megavatios hora hibridada al actual sistema de bombeo hidroeléctrico.

—¿Por qué en la planta de Santiago Sil-Xares?

—Desde Iberdrola se planteó la central de Sil-Xares porque el sistema de arranque de bombeo original fue pionero, es de la década de los sesenta, aunque era poco flexible. Actualmente, con la denominada electrónica de potencia —junto con la instalación de baterías—, se puede gestionar de forma mucho más rápida y eficiente, que es lo que necesita el sistema eléctrico para integrar el resto de las tecnologías renovables no gestionables, como son la solar y la eólica. Es decir, aquí conviven dos instalaciones diferentes, una fluyente y otra de acumulación por bombeo. Por lo cual, por un lado la batería nos va a facilitar el arranque y al mismo tiempo nos va a permitir almacenar energía de la fluyente para inyectarla de forma muy rápida a la red, aunque los órdenes de magnitud son muy diferentes. La acumulación por bombeo en este caso tendría capacidad, para hacernos una idea, de unos 3.000 megavatios hora frente a cinco megavatios hora que tiene la batería, y el bombeo hidroeléctrico podría almacenar la producción de un parque eólico de 50 megavatios durante seis horas.

—¿Qué impacto tendrá en la zona?

—El proyecto de almacenamiento Sil-Xares se enmarca dentro de una serie de planes que está desarrollando Iberdrola, y que suponen un gran esfuerzo inversor para optimizar y desarrollar los sistemas. Se trata de varias líneas de actuación. Por un lado, la optimización de los bombeos ya existentes, como es el caso de Santiago Sil-Xares, Torrejón-Valdecañas (en el Tajo) y Valparaíso (en el río Tera), y por otro, el desarrollo de nuevas centrales de bombeo aprovechando embalses ya existentes con proyectos muy importantes, como es el caso de Conso II aquí en Galicia, con 1.800 MW de potencia. También destacaría la gigabatería del Támega, en Portugal, inaugurada en el 2022, con 1.000 megavatios de potencia instalada.

—Con su puesta en marcha, ¿qué posibilidades se abren?

—Sin duda alguna estamos en un cambio del sistema eléctrico y de la forma en la cual se cubre la demanda. La razón es clara: si queremos apostar por las renovables y avanzar en la descarbonización hay que facilitar mecanismos que permitan gestionar esa producción, y la forma más viable que hay hoy en día es mediante el almacenamiento, especialmente hidroeléctrico, por lo cual va a haber que desarrollar muchos proyectos en esa línea.

—En el futuro, ¿qué recorrido tendrán ese tipo de instalaciones?

—Actualmente, los sistemas de almacenamiento hidroeléctrico son la única modalidad con capacidad suficiente para poder integrar el resto de las tecnologías renovables y evitar así las desconexiones de este tipo de instalaciones, como ha estado sucediendo con los recursos eólicos o como pasa también con la energía solar. Este tipo de infraestructuras generan la energía cuando hay sol, en los momentos centrales del día, pero no en los de alta demanda, como es la noche.

—En este nuevo horizonte...

—Los beneficios son poder avanzar en la descarbonización, incrementar el parque renovable que tenemos es España. Nuestro petróleo y nuestro gas son el agua, el sol y el viento, y es por lo que hay que apostar.

«Galicia tiene una gran oportunidad para posicionarse»

«Galicia tiene una gran oportunidad para posicionarse», sostiene el responsable de Generación Sil de Iberdrola.

—¿Cuáles diría que con las claves de ese futuro energético en nuestra comunidad?

—Hay que hacerlo con instalaciones de renovables, sin duda, y, especialmente, con instalaciones de acumulación. En ese sentido, hay que destacar que ya existen proyectos y emplazamientos importantes para poder llevarlos a cabo. Por ello, en esa línea, me gustaría destacar, en concreto, los emplazamientos de los que dispone Iberdrola entre la red de instalaciones que gestiona en Galicia.

—Si continuamos con el foco puesto sobre Galicia, ¿cómo analizaría el escenario energético actual?

—La previsión actual del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) contempla un escenario al 2030 en el que la potencia eólica se multiplicará por dos y la fotovoltaica, por tres, respecto a los valores actuales, para pasar a una potencia total del sistema eléctrico de 123 gigavatios a 214. Pero esto no será posible sin la optimización y el desarrollo de una nueva capacidad de acumulación por bombeo. En el caso concreto de Galicia, Iberdrola es la única empresa con instalaciones de estas características. Algunas de ellas, gestionadas por la compañía eléctrica, han sido pioneras en este tipo de tecnología, ya que desde la década de los sesenta, que fue cuando se empezó a implantar en España, había necesidades de almacenamiento del excedente nuclear. Actualmente, el escenario es otro, mucho más exigente, ya que la variabilidad de las renovables es muy superior, lo que exige muchos cambios en el modo de funcionamiento entre generación y bombeo. Esta última es una tecnología madura, contrastada, fiable y la única viable para el escenario del plan nacional.