Rajoy vería «muy fuerte» que el PSOE pactara con Podemos y Ciudadanos contra él
ELECCIONES 2016
Afirma que algún día habrá una mujer presidenta del Ejecutivo, pero no aclara si dimitirá si no consigue gobernar
06 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.«Yo no sé todo. Sé bastante poco». Con semejante ataque de modestia se defendió Rajoy cuando le reprocharon tener un sinfín de asesores. Sabía el presidente que después de la tarde gamberra de empanada y futbolín en la mansión de Bertín Osborne ayer tocaba seriedad, porque quienes le examinaban en La Sexta, terreno hostil, eran unos ciudadanos que interrogaban con precisión quirúrgica. Pero este nuevo Rajoy que ha atravesado el plasma como la Alicia de Carroll el espejo, demostró otra vez que se encuentra cómodo en ese tipo de formatos, los únicos que parecen sacarle del tedio y la aversión que le genera el debate político.
«No le conviene a España»
«Habrá que formar un Gobierno», respondió cuando le preguntaron a bocajarro si va a pactar con Ciudadanos, aunque aclaró que, si él no gana, no intentará encabezar un Ejecutivo. «Sería muy fuerte», añadió sobre la posibilidad de que PSOE, Podemos y Ciudadanos pacten para arrebatarle el Gobierno. «Cada uno se busca la vida como puede», explicó sobre esa propuesta, realizada por el socialista Pedro Sánchez, pero advirtió de que «no hay buenas experiencias previas con tripartitos» y eso «no es lo que le conviene a España».
Más que la de presidente, Rajoy adoptó la actitud del modesto maestro de escuela, acorde con la pizarra que tenía situada a su espalda y que no utilizó, y despachó las cuestiones en tono didáctico y sin asumir riesgos. «Estoy de acuerdo en que llegará un tiempo en que en este país habrá una presidenta, pero deseo que sea después de que yo sea presidente», afirmó sobre la posibilidad de que sea Soraya Sáenz de Santamaría quien le sustituya.
«Galicia no tiene AVE»
Manuel, pensionista de 65 años le interrogó sobre la corrupción, pero en el formato más cómodo para él, es decir, no por la que afecta al PP, sino por las medidas para erradicarla. «Ha sido una gran pesadilla», respondió, y a partir de ahí colocó su programa electoral sobre la materia. Más complicado se lo puso luego Mónica Oltra, líder de Compromís, que le preguntó por el mismo tema y a la que Rajoy endosó esta desconcertante afirmación: «la corrupción está en el ser humano y no es de un partido». «No sé qué decir», fue escueta su respuesta sobre la situación de Rodrigo Rato, con el que negó haber hablado últimamente.
Bien aleccionado por Moragas, su nuevo gurú, Rajoy buscaba la empatía en cada pregunta. «Yo soy de Santiago», dijo raudo cuando le anunciaron que le iba a preguntar María, de A Coruña. «Soy de Vigo», aclaró ella. «Me llevo bien con todos», replicó presto el presidente. María le preguntó por la violencia machista y su respuesta fue que «la clave es denunciarla siempre» porque es algo que «no se puede erradicar por decreto».
El momento Cataluña llegó cuando Ferrán le acusó de humillar a su comunidad por escatimarle ayuda financiera pese a que pagan sus impuestos. «No estoy de acuerdo» replicó Rajoy en el momento más tenso de la noche. Explicó que los españoles están siendo «solidarios» con Cataluña y que es Mas quien elude sus responsabilidades, al tiempo que le recordó que «ni Bilbao ni Galicia tienen AVE».
«¿Y usted qué sabe?»
A la petición de que aclare si España va a «ir a la guerra» en Siria, respondió que siempre que ha habido una misión militar la ha llevado al Parlamento y eso hará ahora. «¿Y usted qué sabe?», añadió sobre quienes, como Albert Rivera, plantean un despliegue incluso terrestre. «¿Qué tiene de malo la llamada ley mordaza?», respondió un Rajoy ya crecido a la mujer que le preguntó por ella. Negó que se haya aprobado por el aumento de las manifestaciones y aseguró que de lo que se trata es de «ordenar el ejercicio de un derecho constitucional». Y a Iván, que le animó a rebajar la edad de jubilación, le contestó que tal cosa no conviene. Y que para crear puestos de trabajo no hay que decir a la gente que trabaja «que deje de hacerlo», sino poner medios para que haya más empleo.
La pregunta más fácil se la hizo sin duda José Benito Suárez, marido de Ana Pastor, que se interesó sin complejos por la buena forma de Rajoy, con el que comparte caminatas. El presidente, casi avergonzado, admitió antes de responder que «este está a favor». Al final, aunque admitió que había sido un ejercicio «muy difícil», a Rajoy la horita se le hizo corta. Casi parecía preguntar a Iñaki López cuándo iban a pasar a la terraza para jugar al futbolín.