Imponen como «condición indispensable» que Podemos renuncie al referendo catalán antes de abrir el diálogo y reclaman que el congreso federal del partido se celebre cuando toque
29 dic 2015 . Actualizado a las 09:29 h.Pedro Sánchez salvó ayer por la mínima su comité federal más difícil desde que es secretario general del PSOE con un trabajado acuerdo que permitió aprobar por amplia mayoría una resolución en la que se fijan las líneas rojas con las que podría abordar una negociación para tratar de formar Gobierno en caso de que Mariano Rajoy no logre ser investido. La presión de los líderes de las delegaciones más poderosas, con la andaluza Susana Díaz a la cabeza, forzó a incluir en ese texto la premisa de que la renuncia a la celebración de un referendo en Cataluña es «una condición indispensable para que el PSOE inicie un diálogo» con Podemos o con cualquier otra fuerza política. El texto establece que el partido antepone «el interés de España a cualquier otro objetivo». Solo hubo cuatro votos en contra, de la corriente Izquierda Socialista.
Pese al acuerdo, la reunión evidenció las profundas diferencias en torno a la estrategia a seguir tras los resultados del 20D y también la debilidad del propio Sánchez, ya que tanto Susana Díaz como el extremeño Fernández Vara, el castellanomanchego García Page, el valenciano Ximo Puig o el asturiano Javier Fernández, todos ellos presidentes autonómicos, rechazan su propuesta de posponer hasta la primavera el congreso del partido previsto para el mes de febrero. Ayer, durante el cónclave, sin embargo, solo Castilla-La Mancha, Valencia, Asturias y Canarias expresaron abiertamente que el congreso debe celebrarse «cuando toca», aunque Susana Díaz lo dijo también ante la prensa a su entrada al comité. El extremeño Fernández Vara expresó sus «dudas sobre lo que es más conveniente».
Muchas de las intervenciones fueron por el contrario para expresar su respaldo al aplazamiento propuesto por Sánchez. Este grupo considera que no se puede convocar un congreso en plenas negociaciones para lograr la investidura de algún candidato. La fecha de ese congreso es capital para Sánchez porque, en caso de mantenerse el calendario previsto, se celebraría antes de una hipotética repetición de las elecciones generales, y eso podría implicar un cambio de liderazgo y de candidato.
La fecha del congreso, en el aire
Sánchez trató de zanjar la cuestión al término de la reunión de ayer asegurando que el congreso se convocará «cuando lo crea conveniente la dirección federal de acuerdo al interés general y al contexto político», aunque lo cierto es que si un tercio de los 250 miembros del comité federal pide que se convoque a ese comité el 9 de enero para exigir ahí la celebración del congreso en febrero, no tendrá más remedio que aceptarlo, según los estatutos del partido.
En su discurso, el secretario general trató de aunar criterios y aseguró que se dejará «la piel» para tratar de formar un Gobierno que satisfaga lo que estima que ha sido un «mandato por el cambio y por la izquierda» por parte de los ciudadanos. Aunque advirtió de que no lo hará «a cualquier precio» y de que nunca negociará con Podemos nada que afecte a la integridad territorial de España.
Pero Sánchez trató también de desmontar los argumentos de sus críticos recordando a los barones que tanto ellos como muchos de los que hoy son alcaldes socialistas tuvieron su apoyo personal y de todo el comité federal «para que pactaran por la derecha y por la izquierda» para ser investidos. «Vuestra experiencia me será muy valiosa», añadió, reclamando así el mismo apoyo. Antes de eso, había garantizado que el PSOE votará no a la investidura de Rajoy «o la de cualquier otro miembro del PP». Fue la única vez que fue interrumpido con aplausos.
Fuentes del sector crítico a Sánchez expresaron a La Voz su total desacuerdo con la estrategia emprendida por el secretario general por considerar que la negociación con Podemos no evitará la repetición de las elecciones y solo servirá para debilitar al partido. Pero, sobre todo, los críticos reprochan a Sánchez la falta absoluta de autocrítica por unos resultados que son los peores de la historia del partido. Y recuerdan que con unos registros mucho mejores en escaños y en porcentaje, tanto Almunia como Rubalcaba acabaron dimitiendo.
Una propuesta de acuerdos con ocho puntos
El texto aprobado propone pactos por el empleo, por un sistema fiscal justo, la educación, la regeneración democrática, contra la pobreza, contra la violencia machista, la reconstrucción del Pacto de Toledo, reforma de la Constitución, blindar derechos, renovar el compromiso de España con la integración europea y crear un ingreso mínimo vital contra la pobreza infantil.