De la táctica de Feijoo a la templanza de Pontón y el didactismo de Leiceaga

Carlos Punzón
carlos punzón VIGO / LA VOZ

ELECCIONES 2016

XOÁN A. SOLER

En el debate de este lunes no hubo pulso por ser la segunda fuerza, pero sí de Losada por convertirse en llave

13 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuatro expertos en politología y oratoria analizan para La Voz el debate entre los cinco candidatos. Las puntuaciones fluctúan, pero las coincidencias fijan la fotografía del pulso de la campaña.

Adrián Lijó

La claridad puntúa. El profesor de oratoria coloca a Cristina Losada en quinto lugar desde el punto de vista del discurso. «Soltó monólogos excesivamente prefabricados y no entró al debate». Su programa «lo tiene todo y, al mismo tiempo, nada», explicó este experto.

En su clasificación Lijó ubica en cuarto y tercer lugar a Leiceaga y a Villares. «El nerviosismo provocó que el líder del PSdeG usase el mismo tono desafiante para atacar a Feijoo que para hablarnos de sus medidas estrella». El candidato de En Marea «o bien miraba a los candidatos, o bien leía sus papeles, pero dedicó poco contacto al espectador». En segundo puesto, el campeón nacional de debate coloca a Feijoo, «que fue de menos a más, pese a estar más nervioso de lo normal, y poco hábil respondiendo datos, pero contestando con rotundidad». Y el primer puesto Lijó lo otorga a Ana Pontón, «coherente en su estrategia: atacaba al presidente con ideas claras y sencillas y transmitió seguridad».

Jaime Miquel

En beneficio de Feijoo. El analista electoral estima que el debate dejó «como centro en Galicia a Feijoo». Pero añade que el aspirante a la reelección tiene que mantener la movilización plena del electorado hasta el final. «Este debate le ha ayudado». Para Miquel, Feijoo «transmitió la seguridad de lo conocido por contraste con lo desconocido, además de desordenado». El PP está en la raya, estima, aunque cree que la candidata de C’s supo defender el espacio de su formación como el factor modernizador y regenerador «que necesita el lado derecho del sistema, en Galicia y en España». Sobre Luís Villares, Miquel señala que acertó en el concepto, «nosotros la gente corriente», pero le faltó liderazgo. A En Marea le quedan votos por ganar, unos 60.000, estima Miquel, los que no ve votando al PSdeG y sí en cambio absteniéndose al estimar que ayer no se movilizaron con Villares. A Leiceaga lo percibió «sin lograr transmitir ilusión y proyecto común». Y sobre el BNG, Miquel piensa que «bajó un escalón» cuando su objetivo es recuperar el umbral de los 100.000 votos. «Un debate sin impacto que beneficia a Feijoo», concluye.

Laureano Araújo

Prudencia a 12 días de las urnas. Laureano Araújo estima que, tratándose de conservar a los seguidores y atraer a los indecisos, Núñez Feijoo fue «moi rápido e nada intimidado, apenas exhibiu os seus caninos porque sabe que aínda pode recoller votos entre os electores que ven no PP un partido moderado e os que lle teñen alerxia á orxía de siglas da esquerda». Villares, que «pode acabar facendo como que lidera un grupo parlamentario controlado por Podemos», explicó, según el politólogo, su receta para liderar la izquierda: «Xustiza e nin unha idea inconstitucional». La intervención de Leiceaga la vio «con solvencia e con discurso didáctico», pero «embazado pola necesidade imperiosa de diferenciarse de Villares e de facer equilibrios para non espantar aqueles votantes que poderían decantarse por En Marea/BNG ou por PP/Ciudadanos». A Pontón la apreció Araújo como «quen máis cómoda estivo; o BNG decidiu emprender unha longa e dura travesía do deserto e séntese libre para explotar a súa marca exclusiva made in Galicia. Y de Losada «notóuselle moito a súa condición de tertuliana en Madrid», apunta.

MIguel anxo bastos

Sin dudas. «O debate gañouno Feijoo, non porque tivera as mellores intervencións ou amosase os mellores datos, senón porque todos os candidatos, agás Losada, que estrañamente colocouse ao seu servizo, centraron súas intervencións no ataque ao candidato popular». Así resume el profesor de Ciencia Política el debate. «De forma tácita os seus rivais consideraron a Feijoo o potencial gañador», añade. Bastos advierte que esa estrategia hizo que el debate se centrase en el aspirante a la reelección y no diese lugar a un pulso Leiceaga-Villares. Destaca el analista «a estética institucional de Leiceaga, que parece reclamar o espazo da esquerda máis institucional, e a raposería de parlamentario de Feijoo, que interrompía o discurso de Villares e conseguía alteralo, probablemente con intención», dice.