La empresa organizadora ha confirmado que una bengala provocó la avalancha que acabó en tragedia y asegura que una Delegación del Gobierno inspeccionó el recinto ante de la fiesta y «dieron su visto bueno»
01 nov 2012 . Actualizado a las 21:53 h.Los promotores de la macrofiesta prometían una noche de terror, pero una vez más la realidad superó la ficción. Tres chicas de 18 años fallecieron la madrugada de este jueves en una avalancha provocada en uno de los pasillos del pabellón Madrid Arena, en el que se celebraba un multitudinario festival de música electrónica con cerca de 10.000 jóvenes. Una bengala y quizás, también unos petardos, provocaron la estampida de la muchedumbre, que terminó atrapando a cinco jóvenes, entre ellas las tres fallecidas y dos mujeres más cuyo estado es «muy crítico». A pesar de la gravedad del suceso, la mayoría de los diez mil asistentes ni siquiera se percató de lo ocurrido y la fiesta continuó hasta el amanecer. La Policía investiga si detrás de las avalanchas hubo fallos de seguridad, aunque el ayuntamiento se apresuró a anunciar que el evento contaba con todos los permisos y que no se vendieron más entradas del aforo permitido.
Era el Thriller Music Park, una de las mayores celebraciones de Halloween en toda España. Por 25 euros, la organización, a cargo de la empresa Diviertt S.L -la misma que ha reabierto la discoteca Alcalá 20-, garantizaba una «atmósfera tétrica y divertida» con temática del famoso vídeo de Michael Jackson. Y sobre todo mucha música electrónica a cargo de conocidos pinchadiscos, sobre todo al norteamericano de origen japonés Steve Aoki. El reclamo había sido casi un éxito total: 9.650 entradas de las 10.600 (el aforo máximo) que se pusieron a la venta.
Desde primera hora de la noche, miles de jóvenes, muchos de ellos disfrazados, se dieron cita en la Casa de Campo, donde se ubica el popular pabellón multiusos Madrid Arena, propiedad del ayuntamiento. Allí, en los numerosísimos botellones previos a la macrofiesta, comenzó el lanzamiento de bengalas, cohetes y petardos, según varios testigos. Artefactos que también hicieron su aparición dentro del recinto, ya que -según explicaron fuentes policiales- la revisión de las mochilas de los asistentes no fue, ni mucho menos, rigurosa. A pesar de los petardos, la celebración transcurría sin demasiados incidentes, aunque muchos de los que allí estaban aseguraron que la fiesta estaba muy masificada desde el principio.
La tragedia se desató unos minutos antes de la cuatro de la madrugada
Centenares de jóvenes intentaban acceder a la pista central para ver de cerca a Steve Aoki, que empezaba a pinchar en ese momento. Los asistentes trataban de llegar a la planta superior a través de uno de los nueve pasillos subterráneos de algo más de cinco metros de ancho cuando, al parecer, en el interior del vomitorio alguien encendió una bengala, al tiempo que varios petardos estallaron. Una situación que la masa pudo confundir con disparos, según los investigadores. Las carreras de inmediato desembocaron en una avalancha, que terminó en una inmensa montonera de personas -de casi dos metros de altura, según los testigos- en un descansillo de ese pasillo, entre la escalera de subida y bajada.
Las imágenes fueron dantescas. «Eran masas de gente, unos tumbados encima de otros pidiendo auxilio mientras seguridad tiraba de ellos», relató una de las testigos, Ana Gómez, a TVE. Y allí, bajo toda la muchedumbre, quedaron atrapadas las cinco víctimas: las tres fallecidas, Katia Esteban Casielles, nacida el 4 de octubre de 1994 en Madrid, Rocío Oña Pineda, nacida el 14 de julio de 1994 también Madrid y Cristina Arce de la Fuente, nacida el 13 de marzo de 1994 y las dos heridas, María Teresa Alonso Vinateo, de 20 años, y la menor B. L. R, de 17. Rescatar a las víctimas llevó a los servicios de seguridad internos varios minutos. Cuando llegaron a las cinco jóvenes todas estaban inconscientes y no respiraban.
Los servicios médicos de la organización se vieron desbordados por la magnitud del suceso y alertaron a Emergencias. El primer aviso hablaba solo de tres chicas agonizantes. La primera unidad del Samur apenas tardó dos minutos en llegar. Luego, cinco UVI móviles, cuatro ambulancias básicas y varios vehículos de apoyo. Los más de 50 sanitarios de Samur-Protección Civil trataron sin éxito durante media hora de «resucitar» a dos de las jóvenes en la misma enfermería del pabellón, pese a que se encontraban en «parada cardio-respiratoria de origen traumático por aplastamiento».
La tercera chica falleció poco después en el Hospital Clínico
Las dos heridas, a las que sí lograron «revertir la parada y recuperar el pulso» fueron llevadas a los hospitales Jiménez Díaz y Doce de Octubre, con pronóstico «muy crítico», sobre todo la menor, que al cierre de esta crónica sobrevivía gracias a una máquina de respiración artificial. Ambas, además de los problemas derivados al tiempo que estuvieron en parada respiratoria, presentan graves lesiones derivadas del aplastamiento.
Continuó la fiesta
A pesar de la magnitud de la tragedia y de la presencia de las asistencias médicas, la gran mayoría de los asistentes ni se percató de lo ocurrido y continuó bailando al ritmo de Steve Aoki, que en ese momento acababa su actuación. La Policía Nacional, que se personó en el lugar, por motivos de seguridad y para evitar nuevas avalanchas, decidió no dar la orden de suspender el concierto y desalojar el Madrid Arena.
Casi uno a uno, los agentes fueron invitando a los asistentes a marcharse, hasta que a las 6:50 horas de la madrugada el recinto quedó totalmente vacío.
Con la salida del último asistente comenzó la investigación, a cargo del grupo V de Homicidios de la Policía Nacional, que comenzó con el interrogatorio de algunos de los jóvenes que presenciaron la avalancha, personal de seguridad y organizadores del evento. Los cuerpos de las tres víctimas fueron llevados al Instituto Anatómico Forense para realizarles la autopsia. De las diligencias se ha hecho cargo el titular del Juzgado de Instrucción número 51 de Madrid.