Nicolás Langdon, padre de la menor muerta ayer como consecuencia de una avalancha humana en el Madrid Arena, ha asegurado hoy que la familia está viviendo con «mucha tristeza y mucho dolor» la pérdida de su hija, pero ha afirmado que su fe les ayuda a verlo con serenidad y paz. «Hay que aceptarlo», ha dicho.
Cientos de personas han acudido desde las cinco de la tarde al tanatorio San Isidro, en Madrid, a velar a la joven, fallecida ayer como consecuencia de las heridas sufridas en el Madrid Arena, en la que también murieron otras tres jóvenes y resultó herida en situación muy crítica otra chica más.
Ya desde antes de las cinco, algunos jóvenes se encontraban esperando en la puerta a que se abriera la sala donde se iba a velar a la menor.
Pocos minutos antes de esa hora llegaban al lugar los padres de la joven y sus hermanos (era la penúltima hermana de siete), todos muy serenos, y en todo momento se han visto arropados por familiares y amigos, entre ellos muchos jóvenes amigos de la fallecida o de sus hermanos.
Tras los padres y hermanos, unas de las primeras personas en llegar a la sala 10 del tanatorio han sido varias amigas de la menor, que llevaban dos grandes centros de flores blancas.
Al lugar se ha ido acercando cada vez más gente, principalmente jóvenes que en muchos casos no podían reprimir las lágrimas y se abrazaban para consolarse.
Han acudido también numerosos sacerdotes, dado que la familia es muy religiosa; de hecho, uno de los hermanos de la menor es cura y otro de ellos es seminarista.
Bajo la lluvia esperaba también un nutrido grupo de periodistas, a los que el padre de la joven fallecida, Nicolás, ha querido acercarse a media tarde para agradecer su interés.
«Estamos viviendo estos momentos con mucha tristeza, con mucho dolor, por nuestra pérdida, pero a la vez con la serenidad y la paz que te da cuando uno se abandona a las manos del Señor. Ha querido que sea de esta manera, y hay que aceptarlo. De esa manera uno se siente muy triste, evidentemente, pero con mucha paz y mucha serenidad», ha dicho, en una breve declaración ante los periodistas.
Los padres de la joven recibieron la noticia de lo sucedido en el Madrid Arena en Brasil, donde el padre trabaja como arquitecto desde hace un par de años, según han contado algunos de los presentes en el tanatorio.
Tras conocer la noticia, regresaron inmediatamente a España, y directamente acudieron al Hospital Doce de Octubre, donde la menor pasó las últimas horas de vida.
La joven será velada hasta mañana por su familia y amigos, y a las once de la mañana el obispo de Alcalá de Henares oficiará un funeral en su memoria en la catedral de esta localidad, después de lo cual será enterrada.
Su muerte es la cuarta como consecuencia de la avalancha humana que se produjo en el recinto Madrid Arena durante una fiesta de Halloween, en la que también murieron Katia Esteban Casielles, Rocío Oña Pineda y Cristina Arce de la Fuente, todas ellas madrileñas de 18 años.
Mientras tanto, en la UVI de la Fundación Jiménez Díaz continúa ingresada en estado muy crítico María Teresa Alonso, de 20 años, que también resultó herida.