Nuevos correos de Torres implican a la infanta Cristina en Nóos

Melchor Saiz-Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Muestran que Urdangarin informaba de sus actividades a su esposa

27 mar 2013 . Actualizado a las 12:48 h.

Cristina de Borbón no era totalmente ajena al Instituto Nóos, como ha sostenido desde el principio Iñaki Urdangarin. La infanta estuvo presente en la creación en el 2003 de la entidad que presuntamente se apropió de seis millones de euros de dinero público y era consultada con regularidad por su marido sobre proyectos, seminarios o la publicación de artículos de la fundación. Es más, fue informada por su esposo de sus gestiones y las de su entonces socio Diego Torres para «obtener dinero» bajo el parapeto de una organización sin ánimo de lucro.

La nueva hornada de correos electrónicos aportados ayer por Torres a la causa permiten ver que la opinión de la hija del Rey era muy tenida en cuenta por Urdangarin y que la infanta sí que estaba en el día a día de la fundación. Cinco son los correos que apuntan a Cristina de Borbón, conocida como Kid por su marido. Cuatro de ellos remitidos directamente a su buzón corporativo en la Fundación de La Caixa. Están fechados todos ellos en los primeros años de andadura del entramado Nóos, entre febrero del 2003 y abril del 2004.

«Léelo y dime qué piensas»

Los correos más comprometedores de esta nueva andanada de Torres son dos, ambos del 5 de abril del 2004. En ellos, el duque pone al tanto a Kid de los frutos de uno de los primeros seminarios organizados por Nóos Consultoría Estratégica. En esa reunión, entre otras cuestiones, los dirigentes del instituto, entre ellos Urdangarin y Torres, abordaron la «obtención del dinero» en organizaciones sin ánimo de lucro. Cristina de Borbón es informada en ese mismo correo de los tipos de oenegés que existen y de su tratamiento fiscal y estatutos.

También muy delicado para la infanta es otro correo, del 20 de febrero del 2003, poco antes del nacimiento del Instituto Nóos. El duque en esa misiva denominada «comunicación clientes de Nóos» detalla a su esposa la campaña para dar a conocer el nuevo proyecto a «clientes, colaboradores y amigos», amén de a su anterior empresa, Octagon. «Léelo y dime que piensas», pide Urdangarin a su esposa.

El 17 de junio de ese mismo año, el duque de Palma pone en copia a su mujer de la resolución de unos concursos en los que, en un principio, estuvo más interesado el yerno del rey, el «estudio de notoriedad» de World Series by Nissan, un campeonato de velocidad de monoplazas. Finalmente, la organización le concedió a Nóos ese trabajo sobre el impacto en medios del campeonato.

Ya en el 2004, la hija don Juan Carlos vuelve a convertirse en consejera de los trabajos de su marido. En febrero de ese año, Urdangarin remite una carta para el Comité Olímpico Internacional al también imputado Carlos García Revenga, secretario de las infantas, con el encargo de que facilite «una copia a Cristina de mi parte».

Además de estos correos sobre la infanta, el abogado de Torres, Manuel González Peeters, incluye otra veintena de mensajes. Buena parte de ellos insisten en el papel activo que García Revenga tuvo en todo momento en el Instituto Nóos, ya desde su creación desde 2003.

Imputación

Hasta ahora no se conocía el cruce de correos sobre Nóos entre Urdangarin y Cristina de Borbón. Solo había correos de terceros que hacían referencias sobre supuestas gestiones de la duquesa a favor de su marido. Esta nueva tanda, sin duda, servirá de argumento de peso para el juez del caso Nóos, José Castro, que desde hace semanas viene sopesando llamar como imputada a la hija del rey, a pesar de la oposición abierta de la Fiscalía Anticorrupción, que sigue sin ver indicios suficientes para llamar a declarar a la infanta.

La Fiscalía, sin analizar todavía detenidamente los últimos correos aportados por González Peeters, apuntaba que todas las pruebas contra la hija del rey se basaban en acusaciones sin sustento documental de Torres o en la presencia testimonial de la infanta en órganos directivos del instituto bajo sospecha sin que que tuviera poder de decisión en la entidad.