No dará marcha atrás, pero escuchará las ofertas del Ejecutivo sobre financiación
03 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.La prioridad para Artur Mas sigue siendo la consulta soberanista. No está dispuesto a meter en un cajón su apuesta clave de esta legislatura a cambio de una mejora del sistema de financiación de Cataluña. Así, al menos, lo advirtió ayer su portavoz y consejero de Presidencias, Francesc Homs, en la rueda posterior a la primera reunión del Ejecutivo catalán tras el encuentro secreto que mantuvieron Mariano Rajoy y Mas el pasado 21 de marzo, y que marcó el inicio de un nuevo período de diálogo entre ambas Administraciones. «Sería traicionar un compromiso electoral inequívoco y mayoritario», dijo.
Homs lanzó un mensaje en dirección al presidente del Gobierno para advertirle de que el proceso de transición nacional que Mas ha emprendido junto a ERC no tiene vuelta atrás, a pesar de su acercamiento a Madrid en busca de oxígeno para hacer frente a la dramática situación financiera de Cataluña y aunque Rajoy esté dispuesto a dárselo. Este ha diseñado una estrategia para frenar el desafío independentista y lograr que Mas aparque o congele el referendo. En primer lugar, ha aceptado relajar el objetivo de déficit catalán del 0,7 %, lo que de no hacerlo habría obligado a la Generalitat a efectuar un recorte de 4.000 millones de euros. El nuevo techo aún se tiene que negociar y depende de lo que acuerde el Gobierno con Bruselas, aunque Mas aspira a que se fije en un 2 %.
Pero ese no ha sido el único gesto. Cristóbal Montoro no ha descartado la posibilidad de que se establezca un déficit a la carta para cada comunidad. La tercera pata de esta estrategia, la más importante y polémica, es reformar el sistema de financiación autonómica, de modo que Cataluña salga favorecida.
El día de la marmota
La fórmula que se estudia no llegaría a ser tan ventajosa como el pacto fiscal que proponía Mas antes de abandonar esa reivindicación para apostar por la consulta soberanista, pero mejoraría sustancialmente su financiación, mediante un sistema de limitación de los mecanismos de solidaridad. Tanto el déficit a la carta como la financiación a medida de Cataluña causarían a Rajoy problemas internos, pues varias comunidades gobernadas por el PP se oponen.
Pero Homs rebajó las expectativas del Gobierno. «No cambiaremos el derecho a decidir por una promesa vaga sobre financiación», advirtió. Aunque «si quieren hacer propuestas, las escucharemos», añadió, dejando abierta la posibilidad de negociar pero sin retirar la consulta del menú. Argumentó que las dos anteriores reformas de la financiación supusieron un gran fracaso porque no han garantizado que Cataluña pueda ofrecer a sus ciudadanos los servicios del Estado de bienestar en consonancia con su nivel de riqueza. También se mostró escéptico sobre la propuesta del ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, de transferir a Cataluña la gestión del 100 % del IRPF, que dijo es «calcada» a la que hizo Zapatero en diciembre del 2005 con motivo del debate del Estatuto catalán. «Parece que estamos en el día de la marmota, ya hemos pasado página», señaló. Añadió que el tiempo del debate sobre la financiación de Cataluña dentro del régimen común de las autonomías, como pide el PSC, ya ha pasado y ahora es el momento del «derecho a decidir y de organizar una consulta sobre el futuro del país, esa es nuestra prioridad», zanjó Homs.