El entonces príncipe, según Wikileaks, «se convirtió en el mejor informador de EE.UU. con la esperanza de ganarse el respaldo de Washington»
08 abr 2013 . Actualizado a las 20:42 h.El rey Juan Carlos informó a Estados Unidos de asuntos importantes del país en las semanas previas a la muerte del dictador Francisco Franco, tal y como asegura hoy el diario digital Público, en base a cables diplomáticos estadounidenses compilados por WikiLeaks.
En 1975, año de la muerte de Franco, hay documentadas según Público más de diez conversaciones entre Juan Carlos y el entonces embajador estadounidense en Madrid, Wells Stabler. El diario asegura que del análisis de los documentos de WikiLeaks a los que ha tenido acceso se puede afirmar que el entonces príncipe «se convirtió en aquel momento crucial de la historia de España en el mejor informador de EEUU con la esperanza de que con su lealtad se ganaría el respaldo de Washington tras la muerte de Franco».
Juan Carlos habló al embajador norteamericano de las fuerzas armadas, del presidente del gobierno, Carlos Arias Navarro; de sus perspectivas de ascenso al trono, de la salud de Franco, del Partido Comunista, de las relaciones con países vecinos y de sus viajes a Cercano Oriente en busca de acuerdos petroleros.
Según el diario español, el 5 noviembre de 1975 desveló a Stabler los próximos movimientos de Franco respecto al Sáhara, en un momento en el que las relaciones con Marruecos eran críticas y pocos días antes de la muerte del dictador, el 20 de noviembre de aquel año. El 23 de octubre de 1975, una semana después de que el dictador sufriera una crisis cardiaca por la que estuvo a punto de morir, Juan Carlos envió a una persona cercana -el conde José María de Areilza, futuro ministro de Exteriores- para que informara con detalle al embajador estadounidense de la evolución de Franco.
El futuro rey de España llegó a pedir ayuda al diplomático para que convenciera al entonces presidente del gobierno, Carlos Arias Navarro, de que Franco debía traspasarle todos los poderes antes de morir. Kissinger, no obstante, prohibió a Stabler interceder en el asunto.