Del Río, también conocida como Nieves o Pequeña, fue auxiliar administrativa antes de integrar el sanguinario comando Madrid
22 oct 2013 . Actualizado a las 20:14 h.Inés del Río (Navarra, 55 años recién cumplidos) no va de pistolera ni matona en prisión. Las armas -las que disparan y las que intimidan- las dejó fuera. Porque ahí dentro, en el centro penitenciario de Teixeiro, ya no es que sea una más, sino que es de las más «tranquilas», de las que mejor se comportan. En los años que lleva en la cárcel gallega, no se le conoce un expediente. Eso sí, como buena etarra, se niega a participar en cualquier actividad del centro penitenciario. Ni va a talleres, ni enseña a leer a otras reclusas. Nada de nada. Lo que hace es leer y salir al patio, donde coincide con otras reclusas de la banda -ahí estuvo, por ejemplo, con Irantzu Gallastegui, Amaia, la mujer del histórico Txapote-. Siempre están juntas y apenas se relacionan con el resto de las presas.
La mujer que asesinó a 23 personas y que por ello fue condenada a más de 3.000 años de prisión comparte centro penitenciario con otros 17 etarras, entre hombres y mujeres. La gran mayoría, del sector duro de la banda, como Inés del Río, de los que se niegan a pedir perdón a las víctimas y a participar en las actividades de prisión. Son los que han ido llegando de otras cárceles de España y a los que los distintos gobiernos no han querido trasladar a centros penitenciarios vascos por su postura intransigente.
Del Río, también conocida como Nieves o Pequeña, fue auxiliar administrativa antes de integrar el sanguinario comando Madrid. Entre muchos atentados, se les atribuye el de la plaza de la República Dominicana en Madrid, el 14 de julio de 1986, en el que murieron 10 agentes por la explosión de una furgoneta bomba que ella misma condujo al lugar. En el 2008 fue trasladada a Teixeiro desde la prisión de Dueñas (Palencia) justo cuando debería haber cumplido la condena. Pero le aplicaron la doctrina Parot, y en Teixeiro preparó el recurso con el que pretende quedar libre.