
Tras casi siete horas de debate, 299 diputados votaron en contra de la proposición, 47 a favor y sólo hubo una abstención
09 abr 2014 . Actualizado a las 10:39 h.Tras siete horas debate, el Congreso de los Diputados ha rechazado el órdago independentista catalán. De los 347 diputados presentes en el momento de la votación, 299 votos (PP, PSOE, UPyD, Foro Asturias y Unión del Pueblo Navarro) en contra la proposición del Parlamento de Cataluña que pedía delegar en la Generalitat la competencia para convocar la consulta soberanista prevista para el próximo 9 de noviembre. El resultado de la votación se completó con 47 votos a favor (CiU, Izquierda Plural, PNV, Amaiur, ERC, BNG, Nueva Canarias, Compromís-Equo y Geroa Bai) y una abstención (Coalición Canaria),.
El debate en el Pleno del Congreso sobre la consulta soberanista comenzó co la lectura del escrito que el Gobierno registró en la Cámara hace un mesa subrayando que Cataluña no tiene capacidad para decidir unilateralmente cuestiones que afectan al conjunto del país, por lo que el referéndum que pretenden es meramente «especulativo».
El documento, leído ante el Pleno por el secretario primero de la Mesa del Congreso, Ignacio Gil Lázaro, recogía la posición del Ejecutivo ante la proposición de ley del Parlament para que se deleguen a la Generalitat las competencias necesarias para poder celebrar la consulta prometida para el 9 de noviembre.
Pero el Gobierno no se limitó a dar su conformidad al debate, como es preceptivo, sino que, en contra de lo habitual, quiso exponer por escrito sus argumentos para rechazar el fondo de la proposición de ley. Así, el Ejecutivo de Mariano Rajoy recuerda que los referendos consultivos están previstos en la Constitución «sola y únicamente para someter a consulta de los ciudadanos decisiones políticas de especial trascendencia». «Sólo puede consultarse lo que se va a decidir: no caben consultas meramente especulativas», agrega el texto leído por Gil Lázaro. «Los referendos consultivos están previstos en la Constitución sola y únicamente para someter a consulta de los ciudadanos decisiones políticas de especial trascendencia. Es decir, sólo puede consultarse lo que se va a decidir: no caben consultas meramente especulativas», explica el Gobierno en este documento.
Delegación catalana
Ante la ausencia de Artur Mas, han sido tres diputados catalanes los que se han encargado de defender la consulta. El primero en subir al estrado fue el portavoz de CiU en el Parlamento de Cataluña, Jordi Turull, que aseguró que en la sociedad catalana hay un amplio convencimiento de que «así ni se puede ni se quiere seguir» y ha añadido: «Si se quiere, se puede». En su intervención, Turull también advirtió de que los catalanes han iniciado «un camino sin retorno» para decidir su futuro. «Reafirmación y no resignación», ha avisado ante el previsible no de la Cámara Baja.
La portavoz de ERC en el Parlamento de Cataluña, Marta Rovira, insistió en que una mayoría de los catalanes han llegado a la conclusión de que el «encaje» en España no es posible, porque tienen la sensación de que «no se nos acepta como somos, como pensamos, como hablamos, como soñamos». La diputada de ERC, que antes de subir a la tribuna ha dado la mano al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, pidió el voto «a favor de un pacto político, un acuerdo para democracia» y ha recalcado que ese acuerdo «es posible, es legal y es democrático».
Por último, el líder de ICV-EUiA en el Parlament, Joan Herrera, pidió a los diputados de la Cámara que actuasen de forma «razonable» e «inteligente» autorizando la consulta soberanista, porque «no hay mejor propuesta que la ciudadanía hable». Herrera, además, advirtió de que el «no» solo «aumenta la distancia» de Cataluña con el resto de España. «Lo razonable e inteligente en otras latitudes es canalizar la demanda, no negarla, a no ser que se busquen réditos electorales», añadió Herrera.
Rajoy y la isla de Robinson Crusoe
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cerró cualquier puerta a la consulta sobre una Cataluña independiente que, a su juicio, sería como «la isla de Robinson Crusoe» y dibujó como único camino legal hacia esa meta: presentar una propuesta para intentar reformar la Constitución. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, defendió durante su intervención la permanencia de Cataluña en España y añadió: «Soy y seré el presidente de todos los españoles».
El presidente alertó del riesgo que entraña el proyecto «de fractura» de la Generalitat e insistió en que «no hay democracia sin ley». Rajoy remarcó también que como presidente, el único terreno en el que le está permitido transitar es el de la ley y el deber. En ese mismo contexto ha defendido su posición como una cuestión de sentimientos, de afectos, de historia compartida y de futuro y ha dicho hablar desde el convencimiento de que «juntos ganamos todos y separados, todos perdemos». «Perdónenme la vanidad, pero tal vez yo creo en Cataluña más que ustedes. Al menos yo no me siento en la necesidad de demostrar a cada paso que Cataluña existe. Me consta que existe, que es uno de los puntales de nuestra patria, que no se entiende España sin ella del mismo modo que resultaría incomprensible Cataluña sin el resto de España», recacló Rajoy.
Rubalcaba apuesta por seguir «viviendo juntos»
El líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, subrayó que a su grupo no les gustan aquellos procesos en los que se obliga a elegir a quienes se sienten más catalanes que españoles o más españoles que catalanes. El líder del PSOE abogó por abordar una reforma de la Constitución que «actualice el pacto constituyente» y que «recoja las aspiraciones y singularidades» de Cataluña. El dirigente socialista defendió la necesidad de «seguir viviendo juntos» y tachó de «dañino e insolidario» el discurso de los partidos soberanistas catalanes.
La portavoz del BNG, Olaia Fernández Davila, recordó que las leyes no son inmutables. «Pueden ser modificadas para adaptarlas a la realidad» y reclamó que no se obstaculice el derecho de los catalanes a manifestar «en libertad las diferencias en las urnas» Fernández Davila advirtió de que «negar la realidad, por mucho que se insista en ello, no hace que desaparezca».