Un británico bajo los efectos de la «droga caníbal» atormenta a mordiscos a los bañistas de una playa de Mallorca

La Voz REDACCIÓN

ESPAÑA

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Para lograr reducir al agresor se necesitó la asistencia de once policías, los socorristas y varios miembros de personal sanitario

03 jul 2014 . Actualizado a las 20:55 h.

Es lo último en drogas. La droga caníbal ha desembarcado este verano en España, vía Baleares, con fuerza. Hasta el momento, más que por las cantidades que se han detectado, por el ruido que han generado algunos de los casos. El último, el protagonizado por un turista británico, que tras una larga noche de fiesta en la que presuntamente consumió MPDV, perdió el control y empezó a mordiscos con los bañistas que disfrutaban de un plácido día de playa en Magaluf, una de las zonas más turísticas de la isla. Para reducirlo hicieron falta once policías, los socorristas de la playa y la ayuda del personal sanitario que se desplazó hasta el arenal.

A la MPDV, o metilendioxipirovalerona, se le conoce popularmente como droga caníbal porque algunos de los consumidores sienten la necesidad de morder a quienes les rodean. Pero este es solo uno de sus posibles efectos, ya que el consumo de este estupefaciente también va acompañado de paranoia extrema, reacciones violentas, psicosis y el afloramiento de instintos suicidas.

La droga zombi o caníbal, con una apariencia más cercana a las sales de baño que a la cocaína, se puede consumir inhalada, fumada o por vía intravenosa (inyectada). La policía sospecha que la sustancia entró camuflada precisamente como sales de baño y confía en que la partida que logró desembarcar en la isla fuese reducida para no tener que lamentar más brotes violentos motivados por esta sustancia química.

El caníbal de Miami

Si hasta el momento en España no se habían registrado este tipo de casos, en Estados Unidos, el consumo de la droga caníbal está relacionado con violentos episodios, hasta el punto de que una persona bajo los efectos de esta sustancia no paró de morder la cara de un mendigo hasta que recibió un disparo mortal de la policía. «Me desgarró en tiras. Mordió mi rostro. Me sacó los ojos», comentó la víctima tras sufrir severas lesiones en el 75 % de su rostro.