América se apasiona con la política española

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

JAVIER SORIANO | AFP

Al otro lado del océano, alaban la calidad del periodismo español y admiran, interesados en saber si apoya a Pedro Sánchez o a Susana Díaz, la actuación de Felipe González en Venezuela

12 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Tal como sucedió en la Transición española, más admirada fuera que en casa, América sigue con auténtica pasión las noticias sobre el año electoral español, pendiente del próximo Gobierno. No hay reunión empresarial, universitaria y por supuesto con representantes de Gobiernos y de Parlamentos, en cualquier país, en la que no falten preguntas a visitantes españoles, supuestamente bien informados, sobre lo que puede suceder en la próxima elección. Al preguntar sobre la fecha electoral y responder en broma que «con exactitud solo Dios y Rajoy la conocen», un dirigente del PRD panameño, en la oposición, responde que «entonces la conoce también el presidente Varela», miembro del Opus Dei. Varela es muy criticado estos días por donar a la Iglesia católica una gran suma de sus gastos reservados ante el estupor general de un país en el que conviven espectacularmente opulencia y pobreza.

En una larga conversación, hace pocos días, con el presidente de República Dominicana, Danilo Medina, las preguntas llegaban a afinar hasta las dificultades de Mariano Rajoy dentro de su partido, las posibles coaliciones electorales y el papel de las redes sociales en los movimientos electorales. Ese fenómeno trae de cabeza a los dirigentes de los partidos tradicionales. A Álvaro Alemán, número dos del Gobierno panameño, además de poner el acento de sus preguntas en la recuperación económica, le llama especialmente la atención el personaje de Pedro Sánchez, al que a distancia estima bien preparado, y quiere saber si ya Susana Díaz le deja vía libre a su candidatura.

Otra pregunta que abunda es si Felipe González, de gran prestigio en América, está con Pedro o con Susana. Y la vicepresidenta primera del Congreso panameño, Kathleen Levy, de 24 años, celebra que sean mujeres las alcaldesas de Madrid y Barcelona. Italo Antinori, doctorado por la Complutense, que fue alumno de Fraga Iribarne y años más tarde primer defensor del pueblo en Panamá, sostiene que «después de lo de Grecia, lo de Podemos en España es todavía más inquietante». Y no hace falta decir que en cualquier conversación con venezolanos presentes se disparan las prevenciones y se ofrecen informaciones sobre las andanzas por Caracas de Monedero, Pablo Iglesias y Víctor Ríos, dirigente de Izquierda Unida al que señalan como el que «por encargo de Chaves conectó a los hoy dirigentes de Podemos». Solo ellos lo saben, y no piensan decirlo.

Lo que ha sido motivo de admiración generalizada en América es la acción del expresidente Felipe González en Venezuela tratando de defender a los presos polí­ticos de Maduro. «Ese hombre se jugó la vida porque, aunque el régimen no se atreviera a agredirlo, cualquier maletero de hotel, excitado por las soflamas de Maduro, podía decidir «machetarlo por su cuenta», coinciden otros venezolanos del medio millón que se calcula que viven en Panamá, un país que oficialmente solo tiene en su registro cuatro millones de personas.

El doctor Antinori estima que «el gesto» del presidente colombiano Juan Manuel Santos enviando a Caracas un avión de su fuerza aérea para sacar a Felipe González de allí fue un acto de seguridad hacia el mandatario y de «reconocimiento a la dignidad del Estado democrático español». Le consta que Maduro montó en cólera porque aquello fue la representación visual de que González no estaba solo, aunque ya se sabía que el chileno Ricardo Lagos y el brasileño Cardoso apoyaban aquella misión. Para que se vea el nivel de seguimiento de la política española en América, añade: «A los de Podemos seguro que les molesta también, porque ellos no votan en favor de la libertad de unos presos a los que González defiende».

Es impactante que todas estas conversaciones se mantengan con personas que viven a ocho mil kilómetros de distancia, como media. Y sorprenden a cualquier periodista español los encendidos elogios que se escuchan sobre «la calidad de la prensa en España y de la televisión», que ellos siguen, muchos diariamente, a través de los canales internacionales de TVE y Antena 3.