Rajoy fue elevado ayer a los altares de la austeridad. Recibió los elogios unánimes de quienes han impuesto unas políticas económicas restrictivas para combatir la crisis. Unas políticas que Rajoy ha aplicado con entusiasmo y pleno convencimiento. Es, de hecho, su gran activo electoral. Aunque esté por demostrar que esas sean las recetas correctas. Los reunidos ayer en Madrid así lo piensan ante una reanimación que otros, en cambio, consideran un alivio temporal que está muy lejos de suponer la recuperación definitiva del enfermo. Así parece pensarlo Mario Draghi, quien ayer mismo anunció nuevas medidas de estímulo para la economía como las que están en el origen de la mejoría actual. El discurso europeo se está cuarteando y la grieta puede agrandarse si la izquierda accede al poder en Portugal y confirma el giro antiausteridad. Se empiezan a dibujar dos Europas y el 20D será importante para acabar de pintar el cuadro. A fin de cuentas, no se puede pensar España sin pensar Europa.