Los yihadistas detenidos querían asesinar a policías y judíos en Madrid

melchor saiz-pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

benito ordoñez

Buscaban armas para atacar de inmediato en nombre del Estado Islámico

04 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo tenían claro. Su misión no era la de captar yihadistas para combatir en Siria o Irak, como las células desarticuladas en los últimos golpes policiales. Su sueño, sin descartar hacer proselitismo de la guerra santa en España, era repetir los ataques terroristas de París del pasado enero. Su inspiración, y así lo dejaban claro en sus conversaciones, eran los mártires Said y Chérif Kouachi y Amedy Coulibaly, los terroristas que, de forma coordinada, perpetraron en París la masacre del semanario Charlie Hebdo, mataron a dos policías y terminaron asesinando a cuatro judíos durante el secuestro de un supermercado kosher en Porte de Vincennes.

Como los terroristas de Francia, los tres marroquíes capturados en Madrid tenían como «objetivo inminente» morir matando a agentes de las fuerzas de seguridad o atentando contra intereses hebreos en la capital de España. Todo en nombre del autodenominado Estado Islámico, con el que nunca les hizo falta mantener una relación directa porque les bastaba seguir sus órdenes a través de Internet. Esta célula de lobos solitarios y adoctrinados en las redes sociales -ninguno de ellos había viajado a Oriente Próximo- incluso había comenzado las gestiones para hacerse con armas de fuego en una de las zonas más deprimidas de Madrid, la Cañada Real, el mayor supermercado de la droga de España, donde vivía el líder del grupo, quien mantenía contactos con clanes de delincuentes comunes.

Esta disposición a entrar en acción en breve, fuera con pistolas o con cuchillos, hizo que la comisaría general de información y el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu decidieran desatar la redada de «forma urgente». «Los integrantes de la célula, individuos muy imprevisibles, presentaban indicadores de máximo riesgo, y se había detectado su voluntad plena de pasar a la acción y llevar a cabo actos terroristas», destacó el Ministerio del Interior.

Todos en paro

Los yihadistas, todos en paro y con entre 26 y 29 años, fueron capturados en dos infraviviendas de la Cañada Real y en una del barrio de Vallecas. En los registros los agentes no encontraron armas, pero se incautaron de abundante documentación y material informático con el marchamo del Estado Islámico. Los tres terroristas, siguiendo las instrucciones del Daesh a sus activistas silenciosos, no destacaban por su radicalismo externo. Residentes legales en España -uno de ellos llevaba 15 años, otro siete años y el tercero cinco- frecuentaban las mezquitas de la capital, pero su radicalización y sus contactos con el Califato eran exclusivamente a través de sus vídeos proselitistas.

Las intervenciones de sus teléfonos y sus correos revelan que los tres habían pactado hacer suyos los llamamientos del Daesh a llevar la guerra santa a los países occidentales.

Las fuerzas de seguridad hablan de un grupo «organizado y jerarquizado»

Según Interior, el grupo yihadista detenido estaba perfectamente «organizado y jerarquizado», y cada uno de sus componentes tenía designado un «papel determinado». El líder de la célula terrorista desempeñaba labores de captación «mediante la difusión de los postulados y mandamientos del Daesh, controlaba la evolución de los mismos y desarrollaba métodos de formación de disciplina terrorista». Los otros dos integrantes asumían el papel de actores operativos, es decir, eran los «encargados de realizar los actos terroristas». «Los detenidos se encontraban plenamente radicalizados y en una fase de total asimilación y compromiso del ideario terrorista, manifestando su plena disposición a cometer un atentado en la ciudad de Madrid», destacó la Policía.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, hizo hincapié en el «salto cualitativo» de este último golpe policial. «La singularidad de esta operación radica en que no se trataba de radicalizar a personas previo reclutamiento y adoctrinamiento para enviarlas a zonas de conflicto e integrarse en el Daesh o en las filiales de Al Qaeda que operan en la zona, sino que la finalidad era cometer atentados ya en España». Su objetivo inmediato, insistió el ministro, era atacar en España «siguiendo las consignas que, a través de Internet y las redes sociales, desde hace ya tiempo está lanzando el Daesh para que los lobos solitarios o los que están integrados en células como es en este caso, en el territorio en el que estuvieran, cometieran atentados».