El líder del PP acepta el encargo del rey y negociará durante un «tiempo razonable» con PSOE y Ciudadanos para gobernar en coalición o solo con el apoyo de los 137 escaños populares
29 jul 2016 . Actualizado a las 10:12 h.Mariano Rajoy se declara un hombre previsible, pero ayer volvió a dar una muestra de su capacidad para sorprender. El líder del PP aceptó el encargo del rey de intentar formar Gobierno, pero no se comprometió a someterse a una votación de investidura si no consigue los apoyos necesarios para superarla. «No conviene adelantar acontecimientos, y mucho menos en circunstancias como esta», respondió Rajoy cuando se le preguntó si la aceptación del encargo del rey implica que irá a la investidura. Algo que introduce más incertidumbre en el complejo escenario político. La presidenta del Congreso, Ana Pastor, tampoco aclaró si la decisión de Rajoy supone que se presentará a una investidura, cuya fecha le corresponde a ella fijar, y señaló que concederá al líder del PP «un tiempo» para buscar un acuerdo. Pero el artículo 99.2 de la Constitución indica que el candidato propuesto por el rey «expondrá ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que pretenda formar y solicitará la confianza de la Cámara». Y a ello se aferraron los grupos de la oposición para señalar que Rajoy está obligado a presentarse a la investidura.
El plan de Rajoy es abrir durante un «plazo razonable» una negociación en la que se dirigirá de manera «preferente» a los «partidos constitucionalistas», es decir, al PSOE y a Ciudadanos, para tratar de formar un Ejecutivo de coalición. Y, en caso de no lograrlo, está dispuesto a gobernar solo con el apoyo de sus 137 diputados. Pero eso no implica, precisó, que vaya a someterse a una votación en el Congreso si solo cuenta con el respaldo del PP. Lo que pretende en último caso es que PSOE y Ciudadanos se abstengan para permitirle gobernar. Pero precisó también que esta última opción solo sería posible «si el resto de grupos garantizan una lealtad mínima a los objetivos de estabilidad presupuestaria, elaboración de presupuesto o líneas fundamentales de nuestra política exterior». En todo caso, se mostró optimista y señaló que a diferencia de lo que ocurrió tras el 20D cuando «tenía toda la Cámara en contra» ahora hay una situación más abierta y «hay posibilidades».
«Los demás también tienen que colaborar», dijo Rajoy tras su cita con el rey para repartir responsabilidades a la hora de evitar unas terceras elecciones. Pero, poco antes, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, dejó claro tras reunirse con el monarca que los socialistas votarán no a la posible investidura de Rajoy y que no hay ninguna posibilidad de que se abstengan. Y el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, tampoco se movió de su actual posición de abstención. De mantenerse ambos en esas posiciones, Rajoy tendría imposible ser presidente y, si no hay alternativa, habría terceras elecciones.
El líder del PP descartó también la solución planteada por Rivera de que se forme un Gobierno «limpio» entre PP, PSOE y Ciudadanos cuyo presidente no fuera Rajoy. Enfatizó en varias ocasiones que las negociaciones que emprenderá a partir de ahora para tratar de formar Gobierno las hará «por encargo del rey», para diferenciarlas de las que ha llevado a cabo hasta ahora y para elevar así la presión sobre el resto de partidos. El objetivo debe ser, según explicó, «evitar las elecciones, respetar la voluntad de los españoles, y conseguir cuanto antes ese Gobierno que los españoles necesitan y llevan esperando más de siete meses». Y, entre los argumentos que justifican la urgencia de formar Ejecutivo cuanto antes, citó el desafío independentista en Cataluña y la escalada de atentados yihadistas.