El Gobierno se abre a una reforma de la Constitución, pero pide «prudencia»

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo BAreño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Sergio Barrenechea | Efe

Dice que el modelo autonómico es «perfectible» por consenso y buscando la concordia

02 dic 2016 . Actualizado a las 09:44 h.

El nuevo discurso del Gobierno, forzado por la situación de minoría parlamentaria, avanza rápido y afecta a todos los grandes debates, incluido el de la reforma de la Constitución, hasta hace muy poco tabú para el PP. «Si el consenso y la búsqueda de concordia guía nuestros trabajos, acertaremos. Acertaremos si lo hacemos con prudencia y con consenso». La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, dio así por hecho ayer, durante su comparecencia ante la Comisión Constitucional del Congreso, que ese melón de la Carta Magna se va a abrir en breve en el Parlamento, aunque no especificó fórmulas ni fechas. El Gobierno está dispuesto a cruzar ese puente, pero «con prudencia» y «poco a poco y paso, a paso», sin abrir debates «que no sabemos cómo cerrar».

«El sistema autonómico es perfectible y se han hecho algunas reformas constitucionales, pero no soy partidaria de echarlo todo abajo», advirtió la vicepresidenta. Hacer eso supondría, a su juicio, echar por tierra «lo que construyeron con generosidad y sin sectarismo» en la transición. «Debemos ser muy conscientes de que podamos implicar a todos los partidos y a un importante volumen de ciudadanos en toda España para que esa reforma sea avalada como lo fue en 1978», señaló, en referencia a que la prioridad debe ser que el texto constitucional goce del máximo apoyo posible. Para Sáenz de Santamaría, el «gran éxito» de la actual Constitución española es que, «sin ser exclusivamente de nadie, ha sabido cobijar a todos», a diferencia de las constituciones del siglo XIX, «que eran partidistas y estaban orientadas a no perdurar». Frente a ello, «la nuestra, sin gustar completamente a nadie, nos reunió a todos», insistió.

El PSOE pide un modelo federal

La vicepresidenta no ocultó la enorme dificultad que entraña el debate sobre la reforma constitucional por la gran distancia entre los distintos grupos en lo que afecta al derecho de autodeterminación. El socialista Gregorio Cámara defendió una Constitución federal para solucionar el problema catalán, a lo que la vicepresidenta contestó pidiéndole que aclare si pretende un «federalismo simétrico o asimétrico». Sin embargo, la número dos del Gobierno admitió que tanto al PP como a Ciudadanos le gustan «algunas cosas» de la llamada Declaración de Granada, que fija la posición del PSOE en torno al modelo territorial. Cámara señaló que el consenso debe tenerse en cuenta, pero no puede ser el punto de partida, sino el objetivo final y el resultado de un proceso de «diálogo, concesión y renuncias fructíferas».

El portavoz de En Comú, Xavier Domènech, señaló que España atraviesa su «peor crisis territorial del Estado desde la transición» y advirtió de que eso no se soluciona «apelando al diálogo», sino afrontando la realidad de la «plurinacionalidad». «Si quieren diálogo de verdad afróntenlo, acepten que hay una crisis y permitan que haya una comisión en la Cámara para abordarla desde las distintas perspectivas», afirmó Domènech.

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, reclamó «valentía» al Gobierno para cambiar la Constitución porque, según dijo, «este país necesita modernizarse». «O reformamos o morimos», señaló Rivera, que estimó que el Congreso tiene la «obligación» de responder a esas demandas de los ciudadanos y de abordar la necesaria reforma de una Constitución que, según dijo, «está viva y se puede enmendar».

El Ejecutivo reclama tiempo a Ciudadanos para poder cumplir el pacto de legislatura

El Gobierno no quiere que sus acuerdos con el PSOE debiliten el pacto con Ciudadanos. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, garantizó ayer al líder del partido naranja, Albert Rivera, «toda la colaboración del Gobierno» para cumplir con las medidas incluidas en el acuerdo de investidura que ambos firmaron, pero le pidió tiempo. Rivera había instando antes al Ejecutivo a cumplir las reformas pactadas, entre las que citó las listas abiertas, el fin del voto rogado en el extranjero, la limitación de mandatos para los presidentes, la supresión de indultos a condenados por corrupción o la protección a quienes la denuncian. «Hay muchas cuestiones que plantea el señor Rivera en las que estamos de acuerdo porque tenemos un acuerdo y hay que trabajar», señaló la vicepresidenta del Gobierno, que insistió en que el pacto de investidura que se alcanzó con Ciudadanos «es bueno» y por eso lo firmaron. Sáenz de Santamaría explicó además que en algunos de esos puntos que plantea el partido naranja coinciden también con el PSOE y gracias a eso existe ya «un cierto consenso». Pero señaló que en algunos asuntos, como la reforma de la ley electoral, se necesita un acuerdo parlamentario muy amplio.