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Artur Mas alega ante el Tribunal Supremo que nadie les dijo que el 9N podía ser un «gran delito»

M. balín MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Zipi | Efe

«Nunca pensé que una ocurrencia acabaría aquí», afirmó el expresidente de la Generalitat

01 mar 2017 . Actualizado a las 08:21 h.

Poco más de veinte minutos duró este martes la comparecencia de Artur Mas en el Tribunal Supremo. El expresidente de la Generalitat declaró ante el tribunal de la Sala Segunda (de lo penal) que juzga al diputado y portavoz parlamentario de PDECat, Francesc Homs, por delitos de desobediencia grave y prevaricación administrativa, por los que el fiscal pide nueve años de inhabilitación. Mas compareció en su doble condición de testigo y acusado, ya que tiene una causa abierta por los mismos hechos que ya ha sido juzgada por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), donde reclaman para él diez años de inhabilitación para empleo o cargo público.

En su intervención, recordó que tras el acuerdo del Parlamento catalán para celebrar el «proceso participativo» del 9 de noviembre del 2014 la primera versión del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, fue que se trataba de una noticia «excelente» porque se había roto la mayoría parlamentaria. «Yo le contesté que a veces las noticias excelentes duran poco y la siguiente decisión del Gobierno fue de mofa, de reírse y menospreciar una nueva ocurrencia de Mas», señaló el compareciente. «Nunca pensé que una ocurrencia, como dijo el presidente Rajoy, acabaría en el Supremo o en el TSJC», subrayó Mas por la respuesta de los tribunales al desafío soberanista. «Nadie dijo que podría ser un gran delito, como parece ahora», matizó.

Justificaciones

Al recibimiento de molt honorable president por parte de la abogada de la defensa, Eva Labarta, Mas relató al tribunal los trámites que derivaron en la celebración del «proceso participativo» del 9N, suspendido por el Tribunal Constitucional y de forma posterior declarado ilegal. «Adelanté las elecciones porque hubo una manifestación muy importante en septiembre del 2012 y entendí que aquella presión que había en la calle debía confirmarse en las urnas. Quería comprobar hasta qué punto había una mayoría a favor del derecho a decidir. En democracia es lo primero que vale, al menos para mí», aseguró Mas.

El resultado en favor del derecho a decidir, superior a dos tercios, fue un primer mandato del Parlamento autonómico para promover una consulta que permitiera escuchar la voz de la gente en ese momento, dijo Mas. «No se tomaron decisiones unilaterales. Se intentó y se empezó a construir un marco legal en Cataluña para promover una consulta legal y ese fue el objeto de distintos mandatos del Parlamento», señaló el testigo para defender su actuación.

Mas subrayó que ni la consulta que promovieron ni el proceso participativo que se ideó en sustitución de la consulta «tenían efectos legales vinculantes». «Estamos apelando al derecho de participación, a la libertad de expresión e ideológica, y dije personalmente que eso no tenía consecuencias legales vinculantes, tenía políticas, pero no legales vinculantes».

Al igual que Homs el pasado lunes, reiteró que la resolución suspensiva del Tribunal Constitucional fue poco clara y que las advertencias de consecuencias legales y penales no existieron. «El correo electrónico que recibimos con la suspensión se transformó en una notificación por correo y nunca más tuvimos conocimiento de ninguna otra reacción del Constitucional», aseguró Mas, quien tuvo una curiosa despedida con el presidente del tribunal, Manuel Marchena. «Que tenga buen viaje», le dijo este; «Que tengan ustedes buenos juicios», respondió Mas.

A la salida del Tribunal Supremo fue increpado e insultado por varios ultras. «Traidor», «sedicioso» y «golpista» fueron los adjetivos más suaves. Hoy concluye el juicio con los informes periciales y la última palabra de Homs.