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Luces, cámaras... ¡guau!

EXTRA VOZ

El 2015 ha sido el año de Fusco, el can de palleiro que protagonizó la última campaña publicitaria de Gadis. Ser actor es, también para los animales, una profesión exigente pero gratificante  

13 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

PACO RODRÍGUEZ

Seguro que la cara de Fusco le suena. Es el actor de moda, aunque tenga cuatro patas. Su imagen acapara las vallas publicitarias, asociada al hastag #presumamos comogalegos, el lema de la última campaña publicitaria de Gadis. Este ejemplar de Can de Palleiro va rompiendo corazones por los platós en los que trabaja. «Con Ademar Silvoso, el actor del anuncio, fue amor a primera vista ?explica Octavio Villazala, dueño, adiestrador y director del centro canino Montegatto?, se conocieron y en cinco minutos ya era una amistad perfecta».

 Octavio lleva quince años dedicándose a adiestrar perros para el mundo del espectáculo. En la actualidad tiene unos doce perros actores de diferentes tipos y tamaños ?pastores alemanes, cans de palleiro, perros mestizos, algún pastor belga...?, pero dispone de cientos de animales que pueden trabajar como figurantes. 

¿Cómo se seleccionan? Pues aquí, como para los humanos, también hay cástings. «Me pasan el guion ?cuenta Octavio? y ahí podemos ver la época, las acciones, los actores... A veces necesitamos chuchos, otras perros de raza, a veces perros muy finos o de determinadas características. En ocasiones prima más que el perro haga muchas acciones a que sea de una determinada raza, pero hay que tener mucho cuidado porque no vamos a meter en el 1075 por ejemplo un perro de una raza concreta».

A la hora de elegir se distingue entre el perro actor y el figurante, «por que no es lo mismo simplemente estar que tener que realizar acciones concretas». Pero no se crean, figurara tampoco es fácil. «Muchas veces se trabaja en sitios abiertos y hay que tener a los perros controlados ?relata Villazán?. Las cosas no son tan sencillas como la gente las ve, porque el perro tiene que estar en un sitio determinado y no moverse, o repetir una toma muchas veces».

En esto del cine perruno, la conexión con el director es fundamental. «A veces el director llega y pide: ?el perro que se suba allí y que haga tal cosa?, y no pacta contigo. Yo hace tiempo que exijo un guion cerrado, con luz y taquígrafos, porque hay que ensayar y preparar las cosas un poco». El adiestrador está en el medio de un proceso que, con frecuencia, es complicado.  «porque el director nos pide a nosotros y nosotros le pedimos al perro; pero tenemos que tener en cuenta que el animal no puede actuar más de un límite de tiempo, por decencia y por honradez. El perro casi es como un niño, necesitamos que haga unas paradas y que tenga sus descansos, porque el no te dice si está cansado, no podemos forzar la máquina». 

Su forma de trabajar es siempre con  adiestramiento en positivo y dando señales, no órdenes. Se busca la interacción entre el actor, el adiestrador y el perro,  «y si al perro no le sale una acción y vemos que se complica lo dejamos para otro momento, aunque hay que tener en cuenta que para equipo de rodaje dejarlo para otro momento pueden ser cientos de miles de euros, por eso hay que llevarlo todo muy ensayado». 

¿Cómo los adiestran?

Detrás de una sencilla toma cinematográfica en la que interviene un perro hay un duro trabajo. Los actores peludos de Octavio están muy adiestrados en habilidades caninas: son expertos en realizar acciones concretas. Se adiestran con señales acústicas que le marcan al perro la acción, que primero aprenden desde cerca pero después se realiza también en la distancia, «de tal manera que yo me puedo alejar hasta diez metros y le indico la acción que debe realizar», explica Octavio. El sistema es fácil de entender: «Ensayamos una acción muchas veces y luego vamos encadenando las acciones, sumando de una en una y volviendo cada vez desde el principio, muchas veces. Es un adiestramiento encadenado, en el que trabajamos también con el actor y con el escenario. Además, el perro también puede hacer seguimientos con láser, yo le marco el camino y el lo va siguiendo». 

Tal vez alguien pueda pensar que es demasiado para un perro. Nada más lejos de la realidad. «El trabajo para el perro siempre es como un juego, y si no es así no van bien las cosas. Ladrar es como un juego, ir al lado del actor es como un juego que tiene su recompensa. Esta no tiene que ser siempre comida: pueden ser caricias, puede ser volver al sitio donde estoy yo, o puede ser el hecho de estar en ese mismo ambiente donde está, que le guste estar en compañía...». Lo cierto es que, asegura el experto, los perros actores disfrutan con este trabajo, y están felices. «Todo esto para los perros actores es muy bueno. Los animales no están aburridos, todo lo contrario. Lo que es realmente aburrido para el perro es estar en casa todo el día sin hacer nada. De esta manera estamos trabajando y sacando lo mejor del animal». 

el «feeling», muy importante

La combinación de perros y humanos en un plató es delicada. Para que el rodaje vaya bien es imprescindible que haya buen feeling entre los actores y los canes. Octavio asegura que, en general, suelen llevarse bien. «Un buen actor se adapta bien al perro porque es su trabajo. Después hay gente que conecta muy bien con los animales, te podría decir muchos nombres. Marta Larralde, por poner un ejemplo, es uno de esos casos. Trabajamos juntos en León y Olvido y fue una buena experiencia. También Lola Dueñas, que se quedó prendada de nuestros perros, y Goya Toledo, que directamente adora a los perros. Con Tosar también se llevan muy bien. Después, entre los directores hay de todo, tenemos que comunicarnos mucho para saber lo que quiere cada uno».

cuidados de estrella

Lejos de las excentricidades de los actores de carne y hueso, los perros que se dedican a la profesión también tienen sus cuidados especiales. «Necesitamos que cuando vayan al set vayan perfectos. Eso quiere decir que llevan una dieta absolutamente controlada, que hay un veterinario en todo momento allí para ellos, que mide las constantes vitales, la tensión, la temperatura... Hay  también una peluquera y un equipo especial dedicado al perro». Todo esto para cobrar «bastante menos que un actor», aunque el trabajo de adiestradores como Octavio cada vez se valora más y también sube su caché. 

el anuncio y la raza

 El trabajo de perros como Fusco está al alcance de todo el mundo con anuncios como el de Gadis, que se coló en todos los hogares gallegos a través de la televisión. ¿Cómo surgió la idea? «Pues Fusco ya había participado en el anuncio de la Navidad, con una escena en la que llevaba una bolsa del súper en la boca. Quedaron encantados y, después, en esta nueva campaña a alguien se le ocurrió que podría ser una buena idea hacer un guiño a la raza gallega con el can de palleiro». Villazala asegura que «es un perro pastor tan listo o más que un pastor alemán», pero además, es muy gallego: «a primera vista te dice ?¿e logo ti de quen eres??, pero luego entras en su casa y te lo entrega todo».

El anuncio llegó en el momento adecuado, justo cuando el Club Can de Palleiro llevaba un tiempo peleando por recuperar la raza. De repente, este  pastor de pelo claro se ha convertido en el perro de moda. «Ahora hay lista de espera ?cuenta Octavio? mucho más desde el anuncio de Gadis. Tenemos que tener mucho sentido común, porque si no esto se nos va de las manos». El experto está de acuerdo en que, en materia canina, las modas son peligrosas. «Ahora hay que hilar muy fino. Yo, que soy el dueño de Fusco, no voy a vender ni un solo cachorro. No voy a cobrar ni una sola peseta, me parece deshonesto. Si tengo alguna vez cachorros los regalaré, eso sí, a gente que los vaya a cuidar, que los vaya a tratar bien. Lo que no se puede hacer ahora es sumarse todo el mundo al carro, coger diez perras y empezar a criar en serie. Así podríamos llegar a prostituir la raza como se prostituyeron otras».