
Que el amarillo da mala suerte sobre el escenario es una superstición. Pero lo que si es cierto es que los colores pueden influir en nuestro estado de ánimo, e incluso aseguran los expertos, en nuestra salud. ¿Sabías que el rojo puede aumentar tu capacidad de rendimiento o que el amarillo alimenta las ganas de vivir? Ah, y si tienes un conflicto recuerda que el rosa, dicen, ayuda a perdonar
20 nov 2016 . Actualizado a las 10:07 h.Los pensamientos y palabras tienen consecuencias en nosotros y en los que nos rodean. Nadie lo duda. Pero se ha hablado menos del efecto que los colores tienen sobre nuestra mente, y como consecuencia, de nuestra salud. Aunque se empezó a investigar en el siglo XVIII, muchos desconocen que realmente, tener un color preferido a la hora de vestirse o en la decoración del hogar tiene una razón especial: realmente lo elegimos por lo que nos hace sentir. Los colores entran por la vista y producen en nosotros una reacción inmediata inconsciente. «Una preferencia o aversión a determinado color -explica Ingrid Kraad en su libro Meditación con colores- nos aporta claves para deducir cierta predisposición de ánimo, una actitud ante la vida o incluso información sobre el bienestar físico. A menudo deseamos intuitivamente un color determinado que nos falta o manifestamos rechazo hacia alguno cuando el cuerpo lo tiene en demasía con el fin de mantener así nuestro equilibrio cromático interno».
Según la filosofía de la antigua India, cada color se corresponde con un centro de energía, o chacra, que son los encargados de de preservar nuestras funciones vitales y están relacionados con ciertas glándulas y órganos hasta el punto de influir en su funcionamiento. También en publicidad se usan los colores para enfatizar el mensaje y transmitir algo relacionado directamente con el producto que se quiere vender. Nada se hace al azar.
Goethe lo predijo
Mucho antes de que se hiciera viral aquella imagen sobre un vestido que algunos veían azul y otros blanco, el famoso poeta Goethe ya había elaborado una teoría en la que dejaba claro que la percepción del color era subjetiva. A partir de su estudio, Eva Heller -socióloga, psicóloga y profesora de teoría de la comunicación- fue más allá para investigar en la relación de los colores con los sentimientos y la razón. Su estudio concluye que colores y sensaciones no se combinan de manera accidental, y que las asociaciones que realizamos «no son mera cuestión de gusto, sino experiencias universales que están profundamente enraízadas en nuestro lenguaje y en nuestro pensamiento».
Ingrid Kraaz asegura que «los colores ofrecen una sencilla pero poderosa herramienta para sanar el cuerpo, la mente y el alma». Esta especialista en medicina natural promueve la meditación con colores y asegura que «bastan diez minutos al día para empezar a experimentar los poderes terapéuticos de los colores en el plano físico, anímico y espiritual». Ponerle color a la vida es, pues, algo más que una frase hecha.
Blanco: purificación
Es el color de la pureza, la inocencia y la integridad. Simboliza la plenitud. Drena el cuerpo y pone la piel tersa. Refuerza los procesos de claridad y purificación.
Negro: para desconectar
El negro significa oscuridad, tras un exceso de estímulos sirve para encontrar la paz. No es aconsejable de forma duradera, expresa exigencias de poder.
Rosa: ayuda a perdonar
Inhibe la agresión y apacigua. Representa el afecto, el amor incondicional. Ayuda a tolerar mejor el ruido.
Rojo: eleva el rendimiento
Levanta el ánimo y purifica el cuerpo, regula la digestión y disuelve bloqueos. Eleva el rendimiento pero, en exceso, conduce a la violencia.
Rojo escarlata: afrodisíaco
Tonifica el corazón y estimula los riñones. Eleva la actividad arterial y fortalece la presión sanguínea. A nivel emocional tiene efectos afrodisíacos.
Magenta: contra el agotamiento
Ayuda cuando la gente te causa grandes preocupaciones. Es útil en caso de una extrema debilidad energética o agotamiento.
Violeta: inspiración
Simboliza espiritualidad. Eleva la capacidad de intuición. Ayuda a que ambos hemisferios cerebrales se equilibren.
Azul: para relajarse
Simboliza el inconsciente, el desarrollo espiritual. Ayuda a relajarse física y emocionalmente. Ayuda a vencer el nerviosismo.
Azul índigo: efecto astringente
Apacigua la respiración intranquila. Tiene efecto astringente y actúa de sedante en caso de irritación nerviosa.
Lima: soltar lastre
Ayuda a soltar viejos lastres y a disolver estancamientos. Estimula la actividad cerebral y el sistema digestivo. Favorece el sistema nervioso motor.
Verde: autoestima
Simboliza esperanza y crecimiento personal. Apacigua la vesícula biliar. Ayuda a combatir la impaciencia y fortalece la autoestima.
Amarillo: ganas de vivir
Representa el intelecto, la agilidad mental.Fomenta el interés por el presente.
Naranja: contra la depresión
Ayuda en caso de depresiones y tristeza. Alienta el dinamismo y la actividad. Activa la digestión lenta.