El ingeniero coruñés afincado en Londres Fernando García da rienda suelta a su afición con la comercialización de tres videojuegos para el estándar de microordenadores domésticos que arrasó en los años 80. Esto no es un emulador. Es la resurrección real del MSX. Hagan juego, nostálgicos
26 feb 2017 . Actualizado a las 09:57 h.La informática doméstica sembró a principios de los años 80 y, décadas después, la industria del videojuego recoge en forma de brillantes creadores. MSX, Amiga, Commodore 64, Nintendo, Sega Megadrive. Palabras mágicas para los que ahora sostienen la varita. Entre ellos, el gallego Fernando García (A Coruña, 1975). Este ingeniero de software sénior afincado en Londres trabaja para una empresa de servicios de comunicación, pero ha saltado a la escena internacional del videojuego por dos de sus creaciones: Arcomage y Codename: INTRUDER. El denominador común: MSX.
Descárgate la demo de Arcomage aquí
Este estándar de microordenadores domésticos de 8 bits comercializados desde 1983 hasta 1992 se encuentra en plena resurrección. Con su CPU 3.5MHz y mínimo 8KB de RAM llegaron a despacharse unos siete millones de unidades en todo el mundo, ya que Sony, Sanyo, Toshiba, Casio, Canon, Philips, Gradiente, Samsung... apostaron por la compatibilidad en las sucesivas generaciones (MSX, MSX2, MSX2+ y MSX TurboR). Muerto comercialmente, el fenómeno ha encontrado su lugar físco en la proliferación de retroeventos (https://www.elotrolado.net/wiki/Agenda_Eventos_Retro... A Coruña tiene el suyo) y su espacio intangible en la mente de creadores como Fernando García, uno de los miembros de ese pequeño ejército de desarrolladores de software (utilidades, juegos...) y hardware (nuevos cacharros o cómo conectar estos viejos sistemas a tarjetas de memoria SD o incluso Internet).
«El sistema que siempre me ha enganchado, con diferencia, ha sido el MSX. Entre mis hobbies, está desarrollar nuevo software para esta máquina, principalmente videojuegos clásicos. Hoy el conocimiento y herramientas para hacerlo es muy superior al que había en los 80», explica. Hasta ahora, bajo el sello Bitvision Software ha comercializado en formato cartucho los videojuegos Arcomage (basado en naipes, con gran cantidad de gráficos de calidad, pixel art y la implementación de una muy buena inteligencia artificial) y Codename: INTRUDER (un shoot’em up de naves clásico con extensión gráfica para MSX gfx9000, con enemigos variados y finales de fase, abundantes gráficos y efectos, varios planos de scroll o movimiento de pantalla simultáneos, escenas de introducción, varios finales y música muy pegadiza).
Cartas, naves, plataformas
Con la colaboración de los españoles Sergio Santamaría (gráficos), Claudia Lo8bits (música), Cristina Larios (ilustraciones), Daniel Canales (inteligencia artificial) y Alastair Brown (testeo), Arcomage vio la luz como un juego de rol de cartas coleccionables, adaptación para MSX y compatibles de primera generación del minijuego Arcomage de 3DO incluido en la saga RPG de fantasía Might & Magic. Por turnos, cada jugador ha de defender su torre mientras ataca la del contrario. Con el dinero recaudado al ganar combates, puede comprar hechizos (cartas) con los que seguir venciendo.
La lentitud inicial hasta que se supera el período de adaptación deriva en una mecánica vertiginosa que nada tiene que envidiar a un juego de lucha, dado que su complicación se incrementa rápidamente, pero tanto aprendizaje como dificultad están equilibradamente medidas. «Es cierto que técnicamente un juego de cartas no se enfrenta a retos tan complicados como mover todo un arcade de plataformas o un shooter con scroll, pero cuenta con una excelente inteligencia artificial que sorprende para un ordenador de 8 bits», explica Fernando. Los gráficos son excelentes para su género. El grafista ha sabido salvar el temible color clash de los MSX1. «El reto que supone diseñar iconos con estas características y limitaciones alcanza la categoría de épico», apunta el gallego. Animaciones, parpadeos, el fuego del marcador en la tienda son ejemplos de ello.
En Codename: INTRUDER, al código de Fernando se le unieron los gráficos de los españoles Sergio Santamaría, Roberto Álvarez y Óscar Centelles, la música del holandés John Hassink y el testeo del británico Alastair Brown, para crear un shoot’em up de toda la vida. Esta vez, el jugador es el intruso que ataca con su nave a unos humanoides dispuestos a repeler la amenaza. ¿Somos hostiles o amigos? Hay dos posibles finales y algún extra en la segunda pantalla... la vida misma. Se pueden obtener power ups para recuperar energía, mejorar temporalmente el disparo, descarga energética y conseguir vidas extra durante las cinco fases (asteroides, escombros de batalla, la gigantesca nave nodriza Damocles, el satélite natural cercano al planeta que se quiere invadir y la propia superficie del planeta. El enemigo final es un tanque futurista). Una fiesta de movimientos, música, acción, sonido y adicción.
Es un megarom de 512KB con dos planos paralax de fondo, montones de sprites y enormes enemigos finales, música en PSG como punto fuerte (opcionalmente en SCC insertando otro cartucho con este chip), escenas de introducción, varios finales y uso de la salida convencional del VDP del MSX con mapa y situación en cada fase. «Fue necesario pulirse mucho su código para mover una ingente cantidad de objetos en pantalla simultáneamente en una maquina de capacidades tan reducidas y hacerlo funcionar en todos los MSX», explica Fernando García.
Como bonus, con gráficos de Roberto Álvarez y música de John Hassink, el minijuego Green Gravity Guy (GGG), corto y adictivo, no para echar horas jugando, explota el género plataformas. Un científico alienígena debe alcanzar su nave, orbitando en piloto automático alrededor del planeta donde se encuentra, y regresar a casa.
Todos siguen al tren japonés
Japón, Holanda, Brasil y España eran el epicentro de la escena MSX en los años 80. La resurrección pasa por el Reino Unido, los Países Bajos, Francia, Estados Unidos, Japón y Brasil, que no solo alumbran mentes brillantes, sino que albergan congresos especializados que no escatiman el más mínimo recurso.
España es uno de los vagones de primera clase que se engancharon a la locomotora japonesa, donde el barrio tokiota de Akihabara se ha convertido en lugar de peregrinación para aquellos que procuran material de segunda mano pero de primera calidad (tanto hardware como software, incluso ya nuevas producciones, como por ejemplo Arcomage y Codename: INTRUDER). Muchos se tiran ahora de los pelos por haber arrojado al tacho aquellas cintas o cartuchos que ahora valdrían cientos de euros (MetalGear a 500 euros, por ejemplo), esos ordenadores con un cuarto de siglo a sus espaldas (cualquier MSX TurboR GT supera los mil euros, y no deja de ser una máquina muy vieja, sin garantía y con verdaderos problemas para reemplazar todas las partes en caso de avería).
A pesar de que los gigantes del género (Konami, Hal, Compile, Taito...) migraron desde 1992 hacia otros sistemas como consolas NES (Nintendo Entertainment System) o SMS (SegaMasterSystem), la escena MSX se negó a rendirse y se mantuvo latente con publicaciones en papel y creación de software sobre todo desde Holanda y Japón hasta la entrada del nuevo siglo. España tomó el relevo en el momento del bajón con concursos (MSXDEV), grupos de desarrollo de hardware y software que expandieron las capacidades originales de estas máquinas dándoles nueva vida. Asociaciones como la de Usuarios de Informática Clásica (AUIC), reuniones como MSXRU (el evento principal de la asociación pionera AAMSX, desde 1991) y RetroMadrid no han hecho más que afianzar esta dinámica.
Para Fernando García, «la escena de retroinformática doméstica ha estado ahí desde el primer día en que los primeros sistemas computacionales domésticos dejaron de ser apoyados comercialmente». Sin embargo, adaptación más que esperada, ahora es internet el principal medio de difusión de toda esta actividad.
Algunas referencias, aparte de eBay, para adquirir material y conocimiento son las webs de retroclasificados, repro-factory, msxcartridgeshop, además de todas las revistas, fanzines, podcast y libros comerciales específicos.