El Concello ordenó una inspección tras recibir denuncias vecinales
19 ene 2012 . Actualizado a las 13:37 h.A golpe de taladro y ladrillo a ladrillo la Fábrica de Lápices inició ayer la cuenta atrás hacia su desaparición. Dos operarios sobre una grúa comenzaban a primera hora el desmontaje de la chimenea de la histórica planta de Ferrol Vello, anulando así cualquier esperanza de conservación. Era precisamente uno de los elementos que la delegación ferrolana del Colegio Oficial de Arquitectos había pedido que se mantuviese.
La empresa contratada, Excavaciones Desmoncor, según los carteles colocados a la entrada de la fábrica, continuaba en el interior de la limpieza. Continúan así los trabajos iniciados a principios de semana que, previsiblemente, proseguirán en los próximos días, aunque todavía se desconoce cuándo se echará abajo el inmueble. Fuentes próximas a los trabajos informaron de que la labor en la chimenea se debía a motivos de «seguridad».
Pese a que el propietario de la planta, la promotora inmobiliaria Jerpu, tenía permiso para realizar la demolición desde el 22 de diciembre, y se preveía inminente, el inicio de las labores de desmontaje cogió a vecinos y Concello por sorpresa. El concejal de Urbanismo, Guillermo Evia, ordenaba a media mañana la Policía Local una inspección de la obra tras haberle llegado quejas vecinales por la caída de un cascote a la vía pública.
Polvo y ratas
El polvillo del ladrillo tiñó buena parte de los coches aparcados en el entorno de la manzana que ocupa el viejo inmueble y caía sobre los viandantes. Y residentes de distintas calles de Ferrol Vello denunciaron que los trabajos provocaron una estampida de ratas procedentes de la antigua Hispania que buscaban refugio.
El edil culpó del derribo al anterior gobierno: «Se debe a su inacción. Tenían que haber recurrido la sentencia. Pero ahora hay una sentencia firme sobre la que no cabe recurso alguno». Por eso, «una vez cumplidos los trámites, con el pago de las tasas, la promotora tiene todo el derecho a demoler la edificación», argumentó.
Desde la entidad vecinal, que junto a IU y el COAG habían presentado un recurso que fue desestimado. La presidenta vecinal, Maite Fernández, señalaba que ahora «no hay nada que hacer», aunque reconoce que en el barrio hay opiniones dispares.