El ferrolano exhibe su mejoría y se proclama campeón de Europa por cuarta vez en su carrera
28 may 2016 . Actualizado a las 21:37 h.No había sido el inicio de temporada soñado. Tuvo problemas físicos que le impidieron comenzar a competir cuando tenía previsto. Pero mantuvo la calma. El objetivo para Javier Gómez Noya está en el mes de agosto, en los Juegos de Río. Tiene el oro entre ceja y ceja. Esta mañana en Lisboa disputaba el primer triatlón sobre distancia olímpica y ofreció un auténtico recital. Se proclamó con autoridad Campeón de Europa por cuarta ocasión en su carrera. Es un auténtico coleccionista de éxitos. Está poniendo el listón en unas cotas difíciles de imaginar. Su horizonte solo está en el tiempo que su cabeza quiera seguir exprimiendo sus piernas. Y, por ahora, parece infinito.
El pentacampeón del mundo salió en el grupo de cabeza después del segmento de natación, tras completar los 1.500 metros a nado. En la primera transición se formó un grupo de 12 triatletas que marcaron el ritmo, que se fueron hacia adelante para disputarse la victoria en el último 10.000, en el segmento decisivo. Estaban los principales favoritos. Quizás solo Vicente Hernández se echaba de menos en esas primeras posiciones. Y en cuanto dejó la bicicleta, Gómez Noya salió a por todas. Nadie le pudo seguir esa marcheta reservada para organismos privilegiados, que ronda los tres minutos por kilómetro cuando el cuerpo se acerca a la hora y media de máximo esfuerzo. Y se fue hasta la meta sin oposición. En solitario, como más le gusta ganar, como ha sabido forjar su leyenda. El tiempo ganador: una hora, 49 minutos y 29 segundos, 43 menos que el ruso Dmitry Polyanskiy, que se granjeó la plata.
Faltaban los Brownlee, no estaba Mario Mola, pero Javier Gómez Noya acaba de dar un serio aviso a sus rivales de que si quieren subirse al primer peldaño del podio en Río tendrán que sudar. Él ya está de vuelta.