«De empanada nada, monada; en Arribi hacemos pastelón de Cedeira»

ANA F. CUBA CEDEIRA / LA VOZ

CEDEIRA

josé pardo

Este producto se vende en tiendas de toda España y pronto se podrá comprar «on-line»

12 jul 2016 . Actualizado a las 07:47 h.

El eslogan de la última campaña promocional del Horno Artesano Arribi lo dice casi todo. «De empanada nada, monada». Aquí se elabora «el auténtico pastelón de Cedeira», con la misma receta de 1875. María Arribi Barcia es la actual propietaria y representa a la séptima generación al frente de este negocio familiar cedeirés. Su madre, Ricardina, se jubiló en enero con 80 años; y su marido, Manuel Villar Álvarez, es el administrador de la empresa. «Básicamente hacemos pastelones, y algunos dulces, como brazos de gitano o las eses y los mantecados, muy típicos de Cedeira», explica uno de los responsables de la nueva imagen del Horno Artesano Arribi.

El lema de esta nueva etapa deja claro que el pastelón de Cedeira no tiene nada que ver con la empanada ni con otros productos que llevan el mismo nombre, «pero no son más que imitaciones», remarca Villar. «Está hecho con una masa distinta, no de pan, es salada, no dulce, y hojaldrada, consistente, sin que tampoco se parezca al hojaldre tradicional. Mucha gente está intentando copiarla y le sale gramada», explica. Recuerda los orígenes, «cuando se hacía pastelón porque era una forma de que los pescadores llevaran comida; en la empanada hay rellenos que no se pueden meter, el pastelón admite muchas más mezclas».

Del Horno Artesano Arribi salen 16 especialidades de pastelón de Cedeira: de atún, atún con pisto, bacalao, bacalao con pasas, bacalao a la vizcaína, congrio, langosta con rape, merluza en salsa de gambas, pollo guisado, pulpo, raxo, sardinillas, sepia en tinta al albariño, verduras a la crema, zamburiñas y zorza. Preparan dos formatos, de 1,4 y 2,8 kilos y los precios van de los 15 euros del pastelón pequeño de atún a los 35 del de langosta (en grande se duplican). Y en el laboratorio de María Arribi se trabaja en otras nueve variedades, que empezarán a comercializar, de forma paulatina, en los próximos meses. «Soy la que hace los guisos, diseña los interiores (...). Hacemos muchísimas pruebas antes de decidir sacar un producto nuevo al mercado, hay mucho análisis e investigación detrás», destaca esta profesora de cocina y pastelería de la Escuela de Hostelería de Pontedeume.

Sus padres comenzaron hace un par de décadas a vender pastelón por toda España -se puede comprar en tiendas delicatesen, jamonerías, charcuterías e incluso en algún restaurante; Asturias es uno de sus principales mercados- y pronto se expenderá on-line, a través de la web del establecimiento. «Podrán comprarlo desde Canarias a Bruselas (...), tenemos un acuerdo con una empresa de transporte, el pastelón se conserva durante seis días, con la textura del hojaldre perfecta [no hay forma de que desvele la receta]», comenta Villar.

En el pastelón de Cedeira -«el auténtico», recalcan- solo entra «materia prima de primera calidad, con un tratamiento culinario exquisito», subraya Arribi. La empresa cuenta con 15 empleados (entre el obrador, la tienda y los comerciales). La fama de este producto se remonta a finales del siglo XIX. «En mi familia se hizo siempre -cuenta María-, recuerdo a mi abuela diciendo que ya lo preparaba su abuelo (...). Cuando yo era niña era un producto de fiesta y en la patrona los nietos íbamos a darle un pellizco al pastelón de la abuela».

Ella se crio en el obrador, interesándose por la fórmula del pastelón y «viendo cómo evolucionaba, la masa y el relleno». Ahora se empeña en alcanzar «la excelencia culinaria» en un pastelón y hurga en la memoria, dispuesta a reformular viejas recetas olvidadas, como la bolla de manzana que su abuelo trajo de Estados Unidos y a la que en casa llamaban «pai de manzana», por la clásica apple pie americana.